NO NECESITAS NADA

No necesitas nada, sólo, si quieres, puedes sentarte tranquilamente, cerrar los ojos o no, y contemplar lo que hay dentro y más aún lo que no hay, nada mas. Ten la ciega confianza de que todo te es provisto sin pedir nada a cambio por el mero hecho de Ser.

Y si me apuras ni siquiera hagas eso, salvo que aquí y ahora, tan confundidos como estamos en relación a lo que somos y, sobre todo, a lo que no somos, algo de "ayuda" siempre viene bien.

Meditar puede ser esa ayuda si se toma no como una obligación, técnica o método para "lograr algo", sino, más bien, como lo que es, la necesidad aparente de hacer algo que el cuerpo y su compañera la mente te sugieren todo el tiempo: convencerla de que haces y haz sin hacer pues realmente todo ya está hecho.

Démosle esa satisfacción pues será agradecida y aceptada y, sin darse cuenta, en cualquier momento, la trascenderás sin más. Porque los velos de la ilusión se abren a quien se atreve a mirar los espacios entre las nubes, los huecos en vasos vacíos, la distancia entre dos hojas del mismo árbol.

Abandona esfuerzos, luchas, quehaceres, dudas, lamentos, alegrías, penas, es decir, todo lo que el personaje que crees ser te dice hagas.

Cambia el chip, contempla el vacío de una jarra, verás que es el mismo que hay fuera de ella porque cuando se rompe la jarra ¿Ese vacío cambia?

A veces el espacio entre las hojas de un árbol muestra un paisaje más bello que el propio árbol.

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