SER SIN SER


Ya vimos que no eres el cuerpo, ni tampoco eres esa mente que te habita, entonces la pregunta que surge es la misma que, desde siempre, ha estado ahí presente ¿Quién Soy?.


Eres la Presencia, la Fuente, Dios, la Consciencia, el Ser sin ser, que resulta imposible de identificar o conocer desde un cuerpo o una mente, aunque éstos puedan ayudarte a comprenderlo. Lo indefinible está más allá de cualquier definición, lo incognoscible no es posible expresarlo, encerrarlo en palabras, por eso se ha adoptado la costumbre de intentar decir lo que NO ES.

Desde que entraste en este cuerpo comenzaste a sentirte limitado, como si encerrases el mar en un bote de cristal. El grado de compresión es tan enorme que, sobretodo a partir de los tres añitos, esa presión, unida al surgir del personaje que la mente, junto con los condicionantes a tu alrededor, te machacó constantemente logrando que olvidases tu grandeza y te creyeses la imagen que ves en el espejo.

¿Cómo definirías el espacio entre dos hojas de un árbol, o el vacío que contiene una jarra de barro? ¿, Cómo te definirías si por un momento olvidases el cuerpo y los pensamientos, y sus consiguientes emociones, que te acompañan y limitan?

Exacto, no podrías. Surgirían aproximaciones, intentos fútiles que jamás serían acertados, porque lo que queda cuando todo lo anterior ya dicho desaparece o se echa a un lado durante unos instantes, es indefinible, sólo ES.

Cuando sueñas sabes que estás soñando, porque al despertar, por muy intenso, duro o temeroso que haya sido el sueño vivido así, lo recuerdas y de inmediato lo olvidas, pues nada te afectó durante el mismo ni nada te afecta al recordarlo. Porque, sin cuerpo y con suavisimos pensamientos, comparados con los de la vigilia (podemos decir que sin ellos), todo sucedía como un espectáculo donde TU estabas presente: ni te acordabas del cuerpo ni falta que te hacía durante ese soñar.

Es más, incluso en la fase de sueño sin sueños, también estabas presente puesto que al despertar, una vez más, eres consciente de que dormiste sin soñar, de que estuviste ahí de alguna forma que te resultaría dificilísima de explicar.

Ahí estabas TU, la Presencia, la Consciencia que eres, somos, ES, sin duda posible, sin necesidad de cuerpo y mente, ahí estabas, estás y estarás. Antes de nacer ya estabas y cuando abandones este cuerpo seguirás estando, como el espacio que limita la jarra existe antes de que el alfarero le diese forma y después  romperse y regresar a la tierra de donde surgió.

No puede haber respuesta a la pregunta de quién eres, y si la hubiera no sería auténtica sino que provendría de pensamientos extraños que sólo pretenden destacar, saber, conocer, no por amor a Ello sino solo a sí mismos, a ese yo que quiere vivir en el pedestal del orgullo y la presunción.

La respuesta sin respuesta es el Silencio absoluto, ese estado sin estar, donde todo se sabe porque nada hay más que Ello. La desidentificacion, el abandono, la desnudez sin vergüenza ni moralidad malentendidos.

Ahí sólo hay Verdad, Presencia, Consciencia, Ser, sin contrarios porque no hay quien pueda verlos, pensarlos o imaginarlos.

Dónde nada existe, todo Es.

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