MAYA


 


P: ¿Quién creó a Maya, por qué y para qué?

R: Maya es la ilusión, el sueño y por tanto solo puede ser creado por aquel que vive ese sueño y lo considera la realidad. Constantemente el personaje protagonista de la obra sigue el guión, lo aumenta, modifica, recorta o varia según el gusto del momento, eso en apariencia, porque, en realidad, todo forma parte de la misma Consciencia, la Presencia sin dos donde todo tiene lugar. Quien plantea esa pregunta es quien puede dar la respuesta al trascender el muro de la ilusión y ver el paraíso de la realidad que intentaba ocultar pobremente.


P: ¿Cuál es el propósito de aterrizar en Maya a través de un cuerpo?  

R: ¿Quién aterriza en Maya? El cuerpo y su complemento mental viven Maya, como si de un sueño, una vez más, real se tratase. Se dijo en cierto lugar que Dios queriendo conocerse emitió un pensamiento.... El pensamiento constante construye con ladrillos de ilusión el teatro donde se interpreta a sí mismo. Nadie puede aterrizar y sostenerse en una tela de araña pero sí parecer atrapado en la misma. 

El propósito es un concepto propio del protagonista de la obra, este yo que se cree alguien real, que decide, hace, se esfuerza y considera capaz de serlo todo. Necesita de un propósito puesto que su constante movimiento de atrás adelante requiere de un algo a lograr, una explicación que "pueda entender" pues su búsqueda ficticia es de seguridad y certeza en su existencia, en su "no desaparición". Es por eso que siempre que surja un interés en ese tipo de explicaciones conviene recogerse e investigar quién y por qué formula las mismas.


P: ¿A dónde nos lleva el juego de vivir experiencias aquí? 

R: No puede llevar a ningún lugar puesto que nadie hay que pueda ser llevado. ¿A donde lleva el aire el espacio por donde parece desplazarse? La pantalla no es tocada por las imágenes de la película que sobre ella se proyectan: a pesar del movimiento que ilusoriamente ocurre sobre ella, en ella, no se inmuta, ni se mueve un solo milímetro de su lugar, de su centro inmóvil. Quien plantea esa pregunta siente la necesidad, una vez mas, de "saber" qué va a pasar con su existencia, necesita de un lograr algo, un conseguir una meta, el tesoro que de una vez por todas le permita mantenerse en el poder ilusorio de un reino igual de ilusorio. 


P: ¿Repetiremos estos aterrizajes con otros cuerpos y con nuevas experiencias kármicas? 

R:Nadie ha nacido luego nadie puede morir. Este es el concepto que hay que meditar, cuestionar e indagar más allá de supuestos sufrimientos que puedan esperar al "regresar" eternamente (el tiempo también es un concepto que gusta utilizar la mente) a un cuerpo "sólido" y "real".


P: Entonces ¿habrá algo que pasa de vida en vida? 

R: Nada hay salvo lo que ya es, sin más, la existencia plena en sí misma, por sí misma, carente de necesidades pasadas o futuras, eternamente presente. ¿Quien podría tener interés en perpetuarse salvo aquel que sabe en su fuero mas interno que es perecedero, como el hielo en la arena del desierto? Lo que ya ES no puede siquiera plantearse tal cosa pues el tiempo no roza su ser ni conoce de antes o después. Lo eternamente presente no necesita de ideales futuros basados en supuestas experiencias pasadas más bien propias del sujeto conceptualmente aceptado como real sólo por él mismo y que busca perpetuarse en un esfuerzo antinatural.


P: Recibí la instrucción de meditar 2 horas diarias.  Solo he alcanzado hasta media hora. ¿Por qué son necesarias 2 horas?

R: ¿Por qué no? ¿Quién quiere cuestionar la sugerencia o instrucción dada por el Gurú? ¿Para qué acudir al mismo si luego no se sigue al pie de la letra, con auténtica Devoción, la cual se encuentra más allá de cualquier interés particular y egoísta, la instrucción formulada?

Sri Ramakant dijo que no hacía falta tiempo alguno, ni siquiera media hora, pero hay que saber situar todo en el contexto apropiado y, cierto es, que la resistencia a desaparecer del mapa del Conocimiento, por parte de quien origina todas estas absurdas preguntas, es fuerte, intensa y total.

Fíjate hasta que punto es así que cree haber "alcanzado algo". Eso no es meditación sino continuación del juego mental que tan solo busca perpetuarse incluso bajo el manto de una supuesta práctica que le ayudará a "conseguir algo" que le salvará. ¿De quién o de qué? se puede preguntar, pero la respuesta verdadera no te la dará sino que la reforzará con más "por qués".

La devoción, la fe verdaderas en las palabras del Maestro deben ser totales, no por un sometimiento a una autoridad dictatorial que pretende dominarte o manipularte, sino, más bien, por liberarte del verdadero yugo que siempre buscará la mejor y más sutil forma de mantenerte en la jaula de oro falso.

Estas son las respuestas que buscabas, seguramente no al gusto de quien formuló las preguntas, lo cual es buena señal y objeto, si así lo sientes, de verdadera meditación e indagación.

Uno acude en cierto momento hacia aquello que le "llama", y lo hace despojado de cargas innecesarias, pero cuando el fuego devocional parece disminuir su potencia, aquello que es contrario a todo logro, a toda eliminación del velo de la ignorancia, surgirá con más fuerza aprovechando los resquicios que esta manifestación ilusoria deja siempre abiertos.

Tu eres quien debe decidir, al menos en apariencia, porque, en realidad, todo ya está decidido desde siempre.

Utiliza esa supuesta decisión y luego tirala a la basura de lo irreal. La Realidad que eres surgirá por sí sola como la luz emerge de las tinieblas: sin esfuerzo, de forma completamente natural. Quitar los velos de la ignorancia hace que el Conocimiento se vea sin remedio.

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