¿DOLOR?

 

Hay que aguantar una cierta cantidad de dolor para liberarse del ego corrupto; a quienes no pueden y no se esfuerzan, se les suele denominar turistas espirituales. En cuanto se les pide que soporten dolor y se
esfuercen, se van en busca de otra cosa.
Wes Jamroz
 
Sí, es cierto, buscar la salida de la ilusión es un viaje doloroso, sujeto a vaivenes, tormentas y sufrires, y no una excursión alegre y despreocupada que es lo que suele pensar y sentir, al menos en primera instancia, quien en ella se embarca.
 
Es doloroso porque supone cuestionar el mundo que creiamos único y real y, por ende, a nosotros mismos, que en él parecemos estar. Y ello lleva aparejada la soledad, una terrible, desgarradora, pero, al mismo tiempo, conmovedora y nutritiva, pues el mundo y quienes lo habitan no soportan ver que alguien se desvíe del camino trazado y, de paso, les haga recordar que su zona de confort no es ni la una ni lo otro.
 
Por eso hay tantos abandonos y desvíos de la ruta que al inicio se recorría con ilusión
.
Es tan fuerte el anhelo y el deseo de escapar de este mundo corrupto y desviado que confundimos la huida con la responsabilidad de la aceptación y reconocimiento profundo y duro que supone.
 
¡¡Pero esa es precisamente la buena nueva!!
 
Una herida recién producida duele.
 
Una herida cuando se está desinfectado y curando, duele.
 
En ambos casos está presente el mismo dolor pero mientras el primero es un aviso de que algo va mal, una llamada de atención a despertar y actuar, el segundo es la señal inequívoca de que esa curación se está produciendo.
 
Así, sólo quienes permanecen en la ruta personal, única e intransferible, comprenden de qué se trata.
Por eso, al principio hay multitud, después, tras la destilación, hay pocos, pero de puro oro.
 
Tú decides si quieres seguir siendo plomo o descubrir y revelar el Oro que Es en Ti, que eres Tú.
Al final, por así decirlo, todos lo verán: 
 
Unos cegados por su brillo regresarán rápidamente al inicio del camino para recorrerlo una y otra vez.
 
Otros se frotarán los ojos ante la incredulidad de la revelación de la sencillez desnuda.
 
Todos se reconocerán, abandonando las olas, en el Único y Verdadero Mar.
 
Bendiciones.

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