¿POR QUÉ?

 


¿Por qué pasa todo esto? Te preguntas. Y sea lo que sea "todo esto" la pregunta conlleva una queja fruto del mismo que la formula. Porque..¿Te has parado a pensar quién realiza tal pregunta?

Obcecados con la necesidad de sentirnos queridos, apreciados y valorados, todo lo que acontece en esta manifestación, lo filtramos según ese tamiz basado realmente en la importancia personal. Así creamos justicia e injusticias, alegria y pena, pobreza y riqueza, solidaridad y egoísmo, todo ello en la eterna lucha de contrarios que la mente quiere que se mantenga.

Pero es que la pobreza, la injusticia, la pena y el egoísmo existen, me diras. Así es, te contestaré, existen en el mismo sitio, lugar y entidad que las ve, las marca como diferentes, las proyecta y las establece como medida de comparación para establecer su posición social, personal y vital.

Quien realiza esa pregunta y ve el mundo como algo que le sucede a alguien, se encuentra completamente alejado de la la Realidad y sumergido, por tanto, en la ilusión tejida por Maya con la aguja de la mentira y el hilo de la falsedad.

¿Crees realmente que cada momento que vives es mensurable en términos de bueno o malo? ¿Qué tiene de alegre o triste cada suceso que acontece en el fluir vital si no lo juzgas, piensas o valoras?

La Belleza existe por sí misma, sin necesitar que nadie se lo diga; el mar oscila en sus mareas sin preguntarse por qué o cómo se produce esa oscilación, si está bien, mal, mejor o peor; el espacio, donde todo tiene lugar, se ofrece como pantalla de cine a que ocurra la manifestación sin queja alguna.

Si analizases con honestidad absoluta tu supuesto devenir verías que, justo antes de pensar sobre cada rasgo del mismo, todo está bien, sin mácula, sin roturas, sin nada de lo que, en el preciso momento de juzgarlo mediante cadenas de reiterados pensamientos, surge como un torrente desbocado arrastrando la paz que ya poseías, que ya eras.

Seguramente no lo harás y preferirás demostrar tu conocimiento criticando o juzgando estas palabras, cuando no despreciándolas directamente en base a argumentos aparentemente sólidos.

Da igual, pero date cuenta que quien criticará, juzgará y despreciará con "argumentos de gran solidez" será siempre quien formula la pregunta del principio y que gusta de mantenerte en esa diatriba de la separación, la diferencia, el tú y el otro.

No puedes comprenderlo pensando.

Solo dándote cuenta, sin más.

Ni menos....

DEJA DE BUSCAR

 


Buscar parece ser el anhelo, la tarea imposible e interminable, de quién, en cierto momento, decide atender la llamada que desde sus más recónditas profundidades emerge de manera incontestable.

Pero ¿buscar que?. Emprendemos ese camino sabiendo que algo nos falta, algo que perdimos en cierto momento ya olvidado y que debemos encontrar para ser felices, para recuperar la calma, la paz, la tranquilidad proverbial que de alguna forma sabemos que teníamos y que nos resulta imposible recordar dónde la dejamos.

Nadie sabe qué es Eso que se busca porque se encuentra más allá de la mente que insiste en su falta. Es algo que huye de cualquier definición e intento de encerrarla en palabras. Tal es su grandeza que sería como pretender contener el océano en el dedal.

Así nos pasamos toda una vida saltando de rama en rama como Mono de mal asiento y en ese devenir, que convenimos en denominar espiritual, visitamos muchos mares, habitamos, temporalmente eso sí, muchas ramas pero siempre para acabar en cierto momento volviendo a reanudar la marcha.

Y es que el flujo de pensamientos, que como procesión de orugas se sucede sin detenerse jamás, nos induce a seguir buscando, a no persistir en nada el tiempo suficiente, no vaya a ser que nos demos cuenta de su falacia y la descubramos tal y como realmente es: absolutamente nada.

La clave reside en bucear mares pero quedarse y ahogarse en el único que nos llena los pulmones del anhelo que satisface hasta la última célula de nuestro Ser, con la certeza de haber llegado, de estar, como el hijo pródigo, de vuelta al Hogar.

Eso ocurre a todo aquel que se denomina a sí mismo buscador. Siempre hay un momento especial, un punto de luz inaudita, una verdad inamovible, que nos indica de forma diferente a las ideaciones fantasiosas e insistentes a que estamos acostumbrados, que hemos llegado, aunque realmente sepamos también que jamás partimos.

La clave, repito, es quedarse ahí, puesto que los pensamientos que llamamos mente siempre buscan el cambio, el movimiento, pues son como peces que si no se desplazan morirían asfixiados.

Por eso, busca todo lo que quieras y sientas pero cuando percibas la Calma más allá de cualquier palabra que la pueda expresar, quédate ahí, con toda la fe, con la plena confianza de que ese es tu lugar, no el de aquél o aquélla, el tuyo, pues hay tantos lugares, caminos y posadas como viajeros que los busquen.

Decide dejar de buscar y enfocarte en encontrar y, una vez ahí, agarrate con todas tus fuerzas, con toda tu alma, con todo tu Ser, pues ese será tu verdadero Hogar recuperado.

Abraza la Tradición donde te sientas en casa, elige tu maestro, sea persona física, libro, cántico, da igual, porque solo hay un Único Maestro, el Sadguru, que se manifiesta como la misma e idéntica Agua a través de los grifos que se abren a Ella.

Cuando dejes de buscar tu casa verás que ya te encuentras en tu Hogar.

DIÁLOGO CUARTO


 P: ¿Hay alguien que observa?

R: Realmente no lo hay puesto que tampoco nada hay que observar. Si analizas un poco el flujo de tus pensamientos verás que constituyen un encadenamiento de ideas e imágenes que no tienen entidad propia, aunque nos hayamos empeñado en conceptuarlos bajo la etiqueta de "mente". Si los observas sin tensión verás que TU los percibes, los ves, luego en absoluto puedes ser ellos. 

Nadie hay que observe puesto que eso supondría que toda la maraña de cuerpo, mente, intelecto, siempre cambiante, sería lo que somos pero, realmente, son sólo unos objetos más de los que somos testigos inamovibles.

Eso que atestigua todo lo demás es indefinible y escapa a la comprensión o conceptualización; y por eso podemos afirmar: "nadie observa".

P: ¿Estaría mal volverse un anciano sabio extendiéndolo a: "El universo no tiene sentimientos todas las cosas son para él como perros de paja. El sabio no tiene sentimientos, el pueblo es para él como un perro de paja?

R: Estaría mucho mejor darse cuenta de quién fórmula esas sentencias, quién tiene o no sentimientos y quién osa atribuir esas diferencias entre "el" y "el pueblo". El sabio, entendiendo como tal aquel que ha comprendido la falacia de la existencia dualizada, no necesita decir nada sobre nadie, los sentimientos los reconoce como un peaje propio del cuerpo, de la carne y sangre de que está formado y, por tanto, no le afectan ni le conciernen. Y si en algún momento reacciona a ello, observa la reacción como lo que es, algo ajeno, sin dejarse arrastrar por ella.

Hay la tendencia a creer que aquellos que tú denominas sabios viven en otro mundo donde todo está bien. Y en cierto modo es así, pero la diferencia no reside en vivir ajeno a lo que se manifiesta sino en reconocer esa manifestación como algo extraño a su Ser, algo que está ahí porque hay un cuerpo y unos pensamientos que sí que reaccionan y que, visto eso, seguir presenciando la película de esa manifestación como espectadores privilegiados de la misma.

P: Todo está sucediendo en torno a nuestro SER y yo simplemente observando ¿Es así o me equivoco?

R: Todo es SER, el que observa, lo observado y el hecho mismo de observar. Intenta indagar sobre ello usando tus pensamientos como medio y verás cómo no hallarás respuesta alguna posible, lo cual es un signo de reconocimiento de Aquello que no sucede porque simplemente ES. Así que... ¿Quién se equivoca? Nadie puede hacerlo. 

¿Se equivoca el espacio donde se encuentra la jarra de barro?

En absoluto, ni siquiera puede plantearse tal concepto. Ese espacio estaba, era, antes de que cualquier objeto se manifestase y seguirá siendo, sin cambio, mancha o modificación alguna, tras la desaparición de la jarra.

Eso es incomprensible e inabarcable para el flujo de pensamientos que todo quiere reducirlo a su mínima y, por supuesto, manejable expresión. Por eso se pueden usar esos mismos pensamientos como herramienta, pero no para llegar a un fin concreto, asumible, entendible, sino para encontrar que son completamente inútiles en su estéril esfuerzo de comprensión.

Nadie puede abarcar entre sus brazos una estrella y, de hacerlo, se quemaría. Y en eso consiste básicamente esa indagación, en quemarse a si misma en el intento para que de esas cenizas surja la comprensión final, única, espontánea, directa, total.

Así que simplemente SE y todo lo demás vendrá dado por añadidura.


ANTES...


 

Antes de que este cuerpo fuese concebido Yo ya existía.

Antes de que mis padres decidiesen concebirme Yo ya existía.

Antes de que el pueblo, la ciudad, esta tierra donde aparentemente nací fuesen creados, Yo ya existía.

Antes de que esta galaxia comenzase su giro eterno, Yo ya existía.

Antes de que éste o todos los Universos surgiesen de la nada, Yo ya existía.

Antes que el Creador decidiese crear, Yo ya existía.

Porque siendo Espacio todo se contiene en Mi.

Porque siendo Todo a nada se me puede comparar.

Porque compararme con algo supondría que fui creado como ese algo objeto de comparación.

Todo aquello con lo que se intente definirme, compararme, comprenderme, está sujeto al fracaso.

En lugar de intentar decir qué Soy  procura ver lo que No Soy.

Lo que queda y permanece tras esa decantación de lo que no soy ni puedo ser, lo que permanece, Eso Soy.

No intentes limitarme o encerrarme en definición alguna pues será como pretender apagar el sol de un soplido o verter el mar en un dedal.

Cuando me encuentres, quédate en mi Permanencia sin más.

Pues Esa eres Tú.

JUEGOS

 

Tu casa es una pensión donde las habitaciones están prácticamente llenas de huéspedes que, amable y generosamente, has admitido en ella.

Los hay iracundos, envidiosos, alegres, tristes pero todos comen en la misma mesa el mismo alimento: el que tú les sirves.

La manifestación es una tiene sentido sólo en la medida en que le prestas atención, es decir, en que le das vida. Sin ti, sin tu implicación, el juego de la pensión desaparece, los ocupantes se esfuman tan rápidamente como aparecieron y tú casa queda limpia y libre.

Despierta del sueño y abandona toda idea de casas de huéspedes pues en ese mismo instante comprobarás que la construcción desaparece, cae y se derrumba por falta de alimentos, es decir, de atención e implicación por tu parte.

A partir de ahí, puedes jugar si lo deseas pero siempre sabiendo que, por más grado de realidad que pueda en algunos momentos tener, es sólo un juego donde las piezas se toman en serio mientras dura la partida, o lo que es lo mismo, el sueño.

Juego, jugadores y tablero son una ilusión virtual y efímera que jamás existió, existe ni existirá, por muchos pensamientos que te bombardeen diciendo lo contrario.

A ellos les gusta jugar pues su "existencia" depende del juego, de que TU juegues.

La libertad no conoce de juegos, jugadores, reglas ni tableros.


POLVO

 


Todo es un sueño profundo donde las imágenes vienen y van como motas de polvo que enturbian por un momento el paisaje maravilloso de la Vida.

Limpiar el polvo sólo te mantendrá ocupado en una tarea interminable e infructuosa pues esas motas, por sí solas, acabarán depositándose en el suelo al que pertenecen.

Tu decides si pasas el paño todo el tiempo o, indiferente a la molestia que producen cuando acaban por colarse durante un instante en tus ojos, parpadeas y sigues contemplando su

Hermosa danza.

Vida contemplando Vida.

Unidad observando Multiplicidad.

¿Quién observa?

DEVOCIÓN

 


La Verdad es Una, siempre la misma, inmutable, sin mácula ni modificacion posible. El lenguaje se adapta a cada época y lugar para más fácilmente transmitirla, pero sin distorsión ni cambio.

Sean cuales sean las expresiones utilizadas, su Esencia permanece incólume, sin mancha. Es un rayo dirigido al corazón puro de cada quien, al que Escucha bien dentro y filtra la codificación gramatical en que se reescribió el mismo mensaje.

No se puede entender aquello que se encuentra más allá del lenguaje, usando los pensamientos que intentan disminuirlo, acotarlo, adaptarlo a la idea preconcebida que sostienen y les sostiene.

La decodificación sólo es posible mediante la clave-llave que hoy parece haberse olvidado: la Devoción, ese deseo sincero, profundo, inexplicable, rotundo como el que ahogándose reclama el aire, como el que cayendo lanza los brazos sin pensar en el cómo para alcanzar algún asidero donde sujetarse, como el bebé reclama su alimento sin saber el cómo ni realizar cálculo alguno.

Siente la Devoción profunda, el impulso irrefrenable, inexplicable, firme que te conmueve cuando escuchas o lees la Verdad.

Es una comunicación entre el que te Habla y el que Oye que, en esencia, son el mismo.

Se el grifo por donde discurre el Agua.

Escucha su dulce sonido atravesando tus compuertas.

Recitar las letras del alfabeto puede ser la más grande Oración jamás rezada si se hace con auténtica Devoción.