REALIDAD APARENTE


 

La aparente realidad es persistente en su interés en que no veas más allá de la forma en que se presenta y en la interpretación filtrada que de ella hace tu mente. 
 
A cada momento intenta convencerte de que todo eso que sufres, sientes y piensas eres tu, de que nada más hay que esa película que jornada tras jornada viene proyectando delante de ti.
 
Por eso teme el que te des cuenta de que precisamente es sólo eso, una película.
 
Le da pavor sólo de que puedas pararte y pensar que si se proyecta delante de ti no puedes ser "Ti", de que cada interpretación siempre adopta un perfil negativo donde la calma y la paz brillan por su ausencia.
 
Date cuenta que no puedes ser eso puesto que tu mismo lo contemplas, lo ves y, en cierto modo, aparentemente lo sufres.
 
Date cuenta que eso que ves siempre va a estar y que la única oportunidad que tienes es la de verlo con otros ojos, esos que "imparcial - mente" son testigos de lo que acontece, esos que aceptan el discurso petulante y negativo sobre la maldad ajena y la queja impropiamente propia pero que, una vez visto, lo dejan a un lado, como al niño que tras haber realizado su travesura le dejas que siga jugando.
 
Observa el juego, sigue jugándolo si quieres pero sin olvidar jamás que tu, el juego y su percepción son la única y misma cosa.
 
El mundo existe por ti y sin ti desaparece en un instante fugaz.
 
Déjale existir mientras tu existas.
 
Deja de existir de tal forma que Seas Tu y contempla ese mismo mundo como lo que es.
 
El sueño desaparecerá y la Vida regresará de donde jamás partió.

SALTO


 

Reconócelo: cada día buscas ese algo que "te falta", ese hechizo mágico que resuelva la infelicidad que experimentas, el Vellocino de Oro, la Piedra Filosofal que transforme esa plúmbea vida en precioso y preciado puro Oro.
 
Hemos olvidado que somos la Fuente y que reside en nosotros, que ES en y por nosotros y por eso preferimos la nostalgia del viaje en lugar de la alegria de llegar a destino, la queja y la tristeza nostálgica de un recuerdo fugaz que nos empeñamos en buscar en galaxias lejanas cuando dentro de nosotros se encuentra el entero universo.
 
¡Despierta y mira!
 
¡¡Todo lo que te rodea y puedes percibir es pura ilusión!!
 
Todo es susceptible de ser tratado como el cuadro colgado en la pared de tu cuarto, como el suelo que pisas, como la luz que entra por la ventana...
 
Todo, absolutamente todo. Y ese "Todo" incluye tu cuerpo y tus pensamientos a los que debes observar como si de una película se tratase, donde atiendes a los actores de la misma y a su devaneos en la historia que en ella se retrata.
 
Y entonces ¿dónde estas tu?
 
Si puedes contemplar todo ello así, no puedes serlo, incluidos ese cuerpo y esos pensamientos que emergen y surgen por doquier sin ningún estímulo previo, sin que tu voluntad pueda decidir cuándo y de qué forma deben aparecer.
 
¿De verdad crees controlar algo?
 
Todo ocurre como debe ocurrir. 
 
Todo Es como ya Es. 
 
Todo emerge a cada instante, completamente nuevo y sólo la ilusión de una memoria basada en supuestos recuerdos de un pasado ya extinto te hace creer que actúas en esa obra de forma voluntaria y decidida, que eres hacedor de tus actos.
 
¡Despierta y mira!
 
Salta al vacio del cuestionamiento de ese tu.
 
Observa todo como el sueño que es y Todo ocupará el lugar que le corresponde.
 
Contémplate y verás que nada ni nadie puede hacerte ver aquello que ya eres porque precisamente ¡ya lo eres!
 
¡Despierta y mira!
 
Encontraras que nadie hay que despierte y mire.
 
Vive la Vida.
 
Se esa misma Vida.

SUAVE DESPERTAR


 

Un suave despertar tras una noche de profundo sueño, un instante eterno, sagrado, donde todo Es, sin que nada haya sido aún, con el silencio como presidente de la sala, con la calma del lago virgen aún sin ser rozado por el viento, en la perfección de la semilla que sabe sin saber, una Real realidad donde nada cambia porque todo es perfectamente perfecto.
 
Al instante siguiente, aparecen las calles, los transeuntes, los sonidos de primera hora, la pereza, las obligaciones y poco a poco, como un manto de niebla, se va asentando tapándolo todo.
 
El Silencio es la llave de la puerta de la perfecta liberación, la Gracia que con su humilde presencia permite que todo sea hecho conforme al plan divino que desde siempre protagoniza la vida.
 
Un silencio no exhento de lenguaje y palabras, pero ausente de sus implicaciones, que sólo una mente ruidosa puede traer a colación.
 
Permanecer en silencio es agarrar ese instante entre dos respiraciones, dejando de lado lo que transcurre entre esos dos silencios que son uno. 
 
Permanecer en silencio es atender a ese momento eterno cuando se despierta del sueño profundo de la noche y seguir así cuando la aparente vida comienza a recabar su tributo.
 
Abraza el silencio en silencio, a cada segundo de cada instante de cada día y no lo sueltes, incluso dentro del ruido mas intenso, en el centro de la madeja de pensamientos que buscan tejer tu jersey, en la tormenta mas poderosa, aunque intente por todos los medios que lo sueltes y aunque, en ocasiones, pueda conseguirlo. 
 
No te ensucies con la queja y el reproche y raudo y veloz vuelve a ese abrazo.
 
Abraza el silencio y quédate ahí, donde el milagro siempre ocurre.

TU SUFRIR


 

Todos los sufrimientos que dices padecer pertenecen al cuerpo, es él quien los sufre y experimenta.
 
Pero tu no eres ese cuerpo, el cual, en cierto momento, dejará de existir disolviéndose en el polvo del que fue creado.
 
Esa muerte la experimentas en dos momentos cada noche:
 
Cuando dormitas con sueños leves, donde todo ocurre sin que la mente pueda entrar a saco como elefante en cacharreria, es decir, como tiene acostumbrado hacer en la vigilia.
 
Cuando duermes profundamente, sin sueños, sin mente ni cuerpo que lo puedan registrar, aunque al despertar recuerdas que ha acontecido así.
 
El cuerpo, y su compañera mental, se irán, sí o sí, quieras o no quieras, pero ¿por qué esperar a ese momento?
 
Hay tres formas en las que soñamos cada día, las dos primeras ya te las he contado, pero hay otra, más sutil, que pasa casi inadvertida salvo por ciertos momentos donde todo parece difuminarse en la nebulosa irrealidad que realmente es.
 
Ese otro sueño es el de tu vida, el que sueñas cada día, el que repites una y otra vez basándote en la aparente consistencia de la realidad que dices vivir.
 
Puedes pasar toda esa vida, todo ese sueño, abriendo las puertas de par en par a la queja, al miedo, al sufrimiento, a todas esas nubes que intentan, sin éxito, te lo aseguro, ocultar el despejado cielo. Incluso puedes hacerlo creyendo que estudias, meditas, practicas "otra cosa" distinta a los soñadores que te acompañan en tu sueño, que es el sueño de todos.
 
La Comprensión está ahí, aquí, esperando a que decidas darte cuenta y comiences a cuestionar y cuestionarte, indagar sobre ese “te” que crees ser, comprobar sus carencias, su irrealidad, no en cuanto a sensaciones físicas, entre las que están el dolor, el placer, el hambre o la sed, puesto que esas pertenecen única y exclusivamente a ese cuerpo, sino derribando el muro de creencias y excusas que no resistirán el más mínimo cuestionamiento que sobre el mismo hagas.
 
Contemplarás, te lo aseguro, cómo cae esa pared forjada con ladrillos de pensamientos e ideas sin utilidad alguna.
 
Comprenderás, quizás no tanto lo que realmente eres, sino, fielmente, todo aquello que realmente NO ERES.
 
Lo que quede, las cenizas resultantes de esa combustión, purgadas de sus adherencias metálicas, serán justo Aquello que siempre fuiste y jamás has dejado ni dejarás de Ser.
 
Animo.
 
La Victoria está asegurada.

TU SECRETO


 
Tu secreto debe pasar a formar parte de la Vida
Proverbio Arabe
 
Somos un secreto andante, enorme, poderoso, compartido con el resto de la Naturaleza, del universo. Un secreto que conoce todo y es conocido por Todo, desde un átomo girando en su órbita hasta la estrella más recóndita de la más apartada galaxia. El viento lo lleva en su vientre, el sol lo deposita con cada caricia de sus cálidos rayos, el agua lo celebra, el amanecer lo alaba, el anochecer lo honra.
 
Todo lo sabes y es sabido por Todo, menos por nosotros, esos que hemos olvidado ese gran secreto a fuerza de esconderlo en un lugar donde jamás buscaríamos, bien adentro en las entrañas del alma, donde, además, levantamos un castillo de enormes muros formados de pensamientos que parecen protegerlo pero que en realidad, no nos confundamos, lo único que pretenden es evitar que ese darse cuenta de la realidad salga del castillo y pueda ver la Luz de nuevo.
 
Da igual si lo escondimos por miedo al dolor o al sufrimiento, en todo caso ocultarlo fue algo equivocado y su olvido se ha convertido en la única causa de precisamente todo aquello que queríamos evitar pues, si con sinceridad nos miramos bien, ¿qué vemos?
 
Es hora de extraerlo de las profundidades de la Tierra, derrumbando esos muros piedra a piedra de un solo golpe, de abrir de par en par las puertas del castillo y sacarlo de sus estancias a la plena Luz del campo de la Vida que es su Hogar, el nuestro, subir a lo alto de la montaña y mostrar ese secreto que contiene la grandeza que pensábamos perdida, la alegría de vivir por que sí, la confianza en que todo actúa y ocurre según lo previsto, la certeza de que nada hay que hacer salvo dejarse llevar como un bebé en brazos de su madre, sonriendo en la seguridad de que nada malo le pasará.
 
Encuentra tu secreto, la verdad de lo que eres, más allá de opiniones ajenas, de maestros y sabios, de personas cercanas o queridas que tan sólo ayudan a que crezcan tus muros, la mayoría del tiempo sin saberlo.
 
Nada hay que separar, nada que unir, nada que buscar, aunque sí atender el ímpetu que impulsa hacia Eso que parece perdido y que tiene tantos nombres como seres que se embarcan en ese viaje.
 
El yo no necesita ser subyugado sino sólo acceder a la comprensión de su realidad, de la Verdad que Es, sin tapujos, ni disfraces.
 
Comprende bien esto:
 
¡Quien busca subyugarlo es el mismo a subyugar!
 
Es hora de habitar la Verdad de Ser simplemente uno mismo.
 
Es hora de contemplar la belleza que todo lo habita.
 
Es hora de abrazar la Vida.

LIBRO LA GRACIA DE LA LIBERACIÓN


Voy conduciendo por una carretera sin barreras laterales, en una alta montaña. Cada curva es un peligro, pero conozco bien cada tramo de esa ruta pues la he realizado mil veces en este desvencijado autobús.

De repente, veo una curva que gira hacia la izquierda y en cuya curvatura central se contempla el admirable a la vez que aterrador paisaje y algo me hace sentir que voy demasiado rápido y no podré coger bien la misma.

El autobús se acerca más y más rápido a la curva y por mas que freno no responde como debiera. Ya veo el abismo bajo las ruedas y el salto se produce en una caída interminable.

El miedo aparece durante una fracción de segundo, pero de repente una comprensión extraña, ajena a este yo que siempre pensé ser, emerge con una fuerza incontestable.

Es mi última oportunidad. 

Ahora o nunca. 

Y mientras noto el vértigo de la caída grito con todas mis fuerzas…

¡¡YO SOY BRAMAHN!!

Despierto sin sobresaltos en mi cama, sin temblores ni miedos y la comprensión sigue ahí, intacta, fuerte, permanente. No ha sido un sueño, lo sé, quizás se tratase de un recuerdo de las vidas que conviven en un eterno presente y que somos capaces en ciertos momentos de vislumbrar o recordar.

Pero grabado a fuego en mi Ser ha quedado la comprensión de que lo único importante en esta vida, la única tarea que jamás debe olvidarse es que debemos llegar al momento de la muerte del cuerpo con el convencimiento total y absoluto de que no somos este cuerpo, ni esta mente, con la visión plena de la irrealidad, de la ilusión, de esta Maya que nos mantiene atrapados en su película.

Y esa Convicción debe estar libre de toda duda, sin fisura alguna ni resquicios por donde Maya intentará entrar hasta la última fracción de segundo.

La muerte ya la tienes segura, así que no se pierde nada por intentar comprobar esta ilusión, esta falacia llena de sufrimientos y penas, de alguna que otra alegría, todas ellas espejismos feroces que, como espejos mágicos, atrapan nuestro reflejo en su interior.

Puedes creer o no lo que has leído en este libro, lo comprendo. 

Quizás le hayas prestado cierta atención y hayas sentido un resonar que en cierto momento te mantuvo en plena abstracción de ese mundo que te rodea. 

O, por último, pero no definitivamente, algo se haya despertado en ti, sin saber definirlo, sin conceptos que lo aten, sin necesidad de tener que expresarlo.

Te parecerá que pierdes esa sensación y surgirán miríadas de pensamientos que tratarán de convencerte de que efectivamente así ha sido. No les prestes más atención que la que darías a una nube desplazándose sobre el cielo inmensamente azul. Es imposible perderlo porque, aunque crees haber dedicado una eternidad en su búsqueda, en realidad jamás estuvo perdida, ni tu tampoco.

¡Felicidades!

La Puerta se ha abierto y ya jamás volverá a cerrarse.

 

Si quieres adquirir el libro, puedes hacerlo en el siguiente enlace:

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YO Y LOS DEMÁS

 

Yo no soy yo y los demás no son yo, reza un antiguo koan zen, y ahí radica el secreto de la realización.

Ese yo que siempre está pendiente de los demás no eres tu, ese yo que compartimos con los demás y los demás comparten con nosotros no es nosotros ni es tampoco los demás.

Cuando ese yo desaparece, se esfuma, bien sea mediante la indagación bien sea mediante esa comprensión espontánea que a veces emerge sin discusión posible alguna, se lleva de la mano a la dualidad, porque sin diferencia alguna entre yo y los demás no puede haber dos, sino solamente ese Uno sin Dos que todo Es.

Yo no soy los demás, implica que se abandone la dependencia, la búsqueda de algo o alguien que aporte precisamente aquello que a ese yo le parece le falta.

Los demás no son yo, alude a la necesidad de centrarse en el aquí y el ahora, el eterno presente, la única Realidad donde todo Es, actuar sin esperas, abandonar las demoras basadas siempre en excusas que surgen del yo que se relaciona de forma interdependiente mediante deseos, esperanzas y quejas.

Si no hay nadie aquí ¿quién podría haber allí?. Los extremos desaparecen, los opuestos se diluyen en el océano de la dicha, y la Verdad, quizás por primera vez desde la más tierna infancia, se convierte en el único Sol que todo lo alumbra porque todo es su único Fuego.

Céntrate aquí y ahora.

Recógete aquí y ahora.

El aquí y el ahora desaparecerán.

Con ellos desaparecerás tu.