HISTORIA

 

Nadie se cuestiona su historia, esa firmemente establecida, la que se muestra alrededor, la que envuelve como una barrera protectora de las historias de los demás y la que, al mismo tiempo, es una pantalla donde se proyecta el argumento que cada día se repite una y otra vez, con aparentes giros en el guión pero siempre con igual final.

 Nadie se cuestiona su historia porque eso supondría reconocer la falsedad de la misma, la constatación de su fragilidad, el reconocimiento de que sostenerla supones un desgaste inasumible para cuerpo y alma.

 Nadie se cuestiona su historia y, sin embargo, todo el tiempo se está cuestionando, en cada suspiro de infelicidad, con cada gota de tristeza, en cada latido de sufrimiento, la historia rasga su denso velo y permite asomarse por un breve instante a la luz de la auténtica Vida, esa que deslumbra hasta al mismo Sol si se atreviese a mirarla de frente, esa que reconocemos en ese único instante, esa que comprendemos Somos, sin separación posible.

 Cuestionar la historia establecida es comenzar a comprender que hay vida más allá de la sala de cine donde se proyecta, es indagar sobre los personajes que la interpretan, sobre su realidad, su fijeza, su aparente inamovilidad. Es saber sin duda posible que nos han mentido, nos hemos mentido, sin piedad, por miedos que emanaban del mismo argumento que interpretábamos, tan irreales como el resto del guión. Es aceptar que nada ni nadie puede hacernos daño como nada de lo que en la pantalla de la sala de cine puede afectarnos más allá de unos segundos hasta que nos damos cuenta que era solo una simple película.

 Si quieres puedes comenzar a cuestionar tu historia, lo cual es cuestionarte a ti: lo único que pasará será que el miedo emergerá como un torrente desbocado que, al verlo como un elemento más de esa película vital, irá perdiendo su fuerza hasta que sólo quede Eso que eres, imposible de expresar en imágenes, de encerrar en palabras, de explicar con argumento alguno.

 Luego, seguirás contando y contemplado historias, pero ya te sabrás el principio, el nudo y del desenlace de la misma y, de esa forma, podrás disfrutarla, vivirla, sin sobresaltos, como la nieve que sacrifica su solidez al calor del sol, como el agua que se disuelve en el aire elevándose hacia el cielo azul, como quien sabe que todo es lo mismo por mucho que se empeñe en diferenciarlo, separarlo, dividirlo, estancarlo, jerarquizarlo.

 Nadie se cuestiona su historia.

 Tu eres nadie.

 Así que cuestiónala.

LABERINTO

 


¿Quieres ser feliz? 

¿Quién lo quiere?

¿Deseas triunfar?

¿Quién lo desea?

¿Buscas la paz?

¿Quién la busca?

Todo lo que pretendas, quieras y anheles Ser, conseguir, lograr, es fruto de la idea de que eres un rompecabezas incompleto, un puzzle al que le faltan piezas, una lámpara sin bombilla, una nube sin vapor.

Es imposible que al cielo le falte algo que busque entre las nubes que le surcan, que el sol carezca de un rayo cálido que de él mismo emanó o que el agua del río crea que sus moléculas se sienten huérfanas de las gotas que, transmutadas en suave vapor, hacía el cielo emprendieron su peregrinacion.

Esa es la Realidad y el resto son los recovecos del laberinto que recorres sin el Hilo de Ariadna como guía y que, inevitablemente, te llevarán al Minotauro que tan sólo busca tu perdición, pues su existencia depende de que jamás salgas del laberinto.

Independientemente de tus fugaces deseos, las montañas seguirán nevadas y el arroyo cantará su húmeda canción deslizándose al Mar.

Recorre el laberinto por diversión, no por necesidad.

Juega el juego por placer no por cubrir carencias inexistentes.

La Realidad es tan evidente que, aún estando delante de tus narices, siéndolas, ni la hueles, ni la respiras, pues....

¿Quién puede respirarse a Si mismo?

PEREGRINO

 


Dios vive en una luz
Por Angelus Silesius
 
"Dios vive en una luz a la que no lleva camino. El que en ella no se transforme, no le verá en toda la eternidad. Fundiéndome en Dios, entonces llegó allí, donde he estado eternamente antes de mí mismo.
 
Viajas mucho por el mundo para ver y averiguar. Si no has visto a Dios, nada has visto.
 
Oh, Ser, al que nada se asemeja, Dios está completamente en mi exterior, y también completamente en mi interior. Totalmente allí y también totalmente aquí.
 
La Divinidad es una fuente de la que todo mana y a la que todo retorna, y por eso también es un mar.
La rosa carece de porqué, florece porque sí. No hace caso de sí misma, no pregunta si se la ve.
 
Hombre, descubre tu Ser, pues cuando pase el mundo, lo accidental desaparecerá, El Ser sí existirá. La Escritura es Escritura, y nada más.
 
Mi consuelo es el Ser. Y el que Dios hable en mí la Palabra Eterna.
 
La Luz esplendente no se verá mejor en esta vida que cuando uno se haya adentrado en la oscuridad. El culmen de la bienaventuranza tan sólo consiste en esto: El que uno debe haber nacido en su Ser de Dios.
 
Qué necia es la persona que bebe del charco, despreciando la fuente que nace en Su casa.
 
Quién lo hubiera dicho: de la oscuridad viene la Luz, la vida de la muerte, el Algo de la Nada. La oración más noble es cuando el orante se convierte íntimamente en aquello delante de lo que se arrodilla.
 
La obra más querida que llena el corazón de Dios, es que puede hacer que nazca su Hijo en ti.
Aunque Cristo naciera mil veces en Belén y no en ti, tú estarías perdido por siempre jamás.
 
Yo mismo soy la eternidad cuando dejo atrás el tiempo para recogerme en Dios y Dios en mí. El tiempo es como la eternidad, y la eternidad como el tiempo, siempre que tú mismo no hagas una diferencia.
 
Ay, no dudes, nace en Dios solamente y serás elegido para la vida eterna.
 
Amigo, si eres algo, no te quedes parado. Hay que salir de una luz para entrar en otra. La gota se hace mar cuando entra en la mar, el alma Dios, cuando está acogida en El.
 
Detente ¿adónde vas? el cielo está en ti. Si buscas a Dios en otra parte, jamás darás con El. La lluvia no cae para sí, el sol no luce para sí. Y tú también estás hecho para los demás, no sólo para ti.
 
Ay, si fuera yo en el tú y tú en el yo un Uno, ya puede ser el cielo mil veces cielo.
 
Yo soy el otro Ser de Dios; tan sólo encuentra en mí, lo que será igual y semejante a El en la eternidad.
 
Las personas parlotean mucho. Quien sabe rezar espiritualmente, puede acercarse tranquilamente a Dios con la A y la O. ¿Crees tú, oh pobre hombre, que el griterío de tu boca es el canto de laudes adecuado ante el silencio divino?
 
Si quieres conocer al hombre nuevo y su nombre, pregunta antes a Dios, cómo suele llamarse El.
 
Quien ve en el prójimo solamente a Dios y a Cristo, ve con la luz que brota de la Divinidad. Igual que hay unidad en cada cifra, así también Dios, el Uno está en todas las cosas.
 
Desde el principio, Dios es el Creador de todas las cosas y su patrón también; por ello, ninguna es insignificante. Hombre, no hay nada imperfecto: la piedra se parece al rubí. La rana es tan bella como el ángel Serafín.
 
El que haya interiorizado sus sentidos, aquél oye lo que no se dice y en la noche ve.
 
Antes de que existiera yo era Dios en Dios; por eso podré volver a serlo si muero a mí mismo.
Quien quiera discutirme la perfección que tiene Dios, tendría que cortarme antes del tronco de su vid.
 
Un hombre verdaderamente pobre, tiene todas sus miras puestas en nada. Aunque Dios mismo se le diera, yo sé que no le poseería.
 
En el Uno todo es Uno; si dos se vuelven a adentrar, serán esencialmente un Uno único con El."
 
Silesius, El Peregrino Querubínico.
 
Como vemos, lo Único se ha expresado en todo momento, época y lugar, adoptando el lenguaje adecuado a la rama de la Tradición que correspondiese para siempre dar su fruto.
 
En este breve extracto de El Peregrino Querubinico, de Silesius, propio de nuestra Tradición occidental, vemos el Budismo, el Taoísmo, Vedanta, es decir, las ideas eternas vertidas con generosidad. 
 
No hace falta viajar lejos a buscar la llave de tu casa cuando la puerta se encuentra abierta de par en par delante de nuestras propias narices.
 
Aquí, también se encuentra la misma y única Verdad. Leerla, meditarla es orar, porque, como dice el texto, "... quien sabe rezar espiritualmente, puede acercarse a Dios...".
Bendiciones 🙏🏼

FRECUENCIA

 



Todo es verdad. En el universo entero no hay nada que no sea verdad, las flores, los seres humanos, la luna, el agua... Si el mundo te parece un valle de lágrimas es porque lo contemplas sin sintonizar su frecuencia.

Kodo Sawaki

¿Y cuál es esa frecuencia? Preguntarás.

La de las flores, la luna, el agua, los seres humanos cuando aún son flores, luna y agua, responderé.

La Verdad es frecuencia pura de Sí Misma, sin alteraciones ni adulteraciones, pura, neta, sin añadidos, sin que le sobre ni le falte nada.

Las flores son Verdad pura y sintonizan su frecuencia (¿cómo no podrían?) y de forma natural saben cómo pudrirse siendo semilla en la oscuridad del abrigo térreo, conocen el germinar y crecer, desarrollarse hacia lo alto buscando la luz y nadie, absolutamente nadie les ha dicho cómo hacerlo ni se han planteado jamás si acaso podrían llegar a convertirse en lo que estaban destinadas a ser.

La Luna, se mantiene flotando en el mar del vacío eterno, que todo lo impregna y todo lo Es. Sabe cómo girar, a qué distancia mantenerse de su congénere la Tierra, y lo hace porque su frecuencia es exactamente la misma, esa donde la duda no existe y los deseos ni siquiera pueden ser considerados.

El Agua, ondula, vibra, sube y baja en olas de espuma y sal, o corre en dulce sabor hacia le desembocadura de su existencia donde se reunirá de nuevo con el océano primordial del cual en cierto momento quizás emanó, pero eso no le importa, ni le preocupa.

Los Seres humanos conocen esa frecuencia, la son, pero en cierto momento en su temprana vida se les olvida, y son recubiertos por la tierra de pensamientos que establecen la duda como asiento, el deseo como ropa y el apego como hogar.

Desde ahí es lógico que la contemplación sea un sufrimiento, un auténtico valle de lágrimas saladas y dulces, espesas y ligeras que empapan hasta el alma y cuyo fluir parece que jamás cesará.

Comprender la frecuencia de la verdad es resintonizarla, es olvidarse de sí mismo para recuperar la sencillez de Ser, es fluir como el agua, ofrendar la belleza como las flores, expandir la calidez de la luz como la luna.

Todo es Verdad.

Sobre todo TU.

TODO ES VERDAD


 

Todo es verdad. En el universo entero no hay nada que no sea verdad, las flores, los seres humanos, la luna, el agua... Si el mundo te parece un valle de lágrimas es porque lo contemplas sin sintonizar su frecuencia.
Kodo Sawaki
 
¿Y cuál es esa frecuencia? Preguntarás.
 
La de las flores, la luna, el agua, los seres humanos cuando aún son flores, luna y agua, responderé.
 
La Verdad es frecuencia pura de Sí Misma, sin alteraciones ni adulteraciones, pura, neta, sin añadidos, sin que le sobre ni le falte nada.
 
Las flores son Verdad pura y sintonizan su frecuencia (¿cómo no podrían?) y de forma natural saben cómo pudrirse siendo semilla en la oscuridad del abrigo térreo, conocen el germinar y crecer, desarrollarse hacia lo alto buscando la luz y nadie, absolutamente nadie les ha dicho cómo hacerlo ni se han planteado jamás si acaso podrían llegar a convertirse en lo que estaban destinadas a ser.
 
La Luna, se mantiene flotando en el mar del vacío eterno, que todo lo impregna y todo lo Es. Sabe cómo girar, a qué distancia mantenerse de su congénere la Tierra, y lo hace porque su frecuencia es exactamente la misma, esa donde la duda no existe y los deseos ni siquiera pueden ser considerados.
 
El Agua, ondula, vibra, sube y baja en olas de espuma y sal, o corre en dulce sabor hacia le desembocadura de su existencia donde se reunirá de nuevo con el océano primordial del cual en cierto momento quizás emanó, pero eso no le importa, ni le preocupa.
 
Los Seres humanos conocen esa frecuencia, la son, pero en cierto momento en su temprana vida se les olvida, y son recubiertos por la tierra de pensamientos que establecen la duda como asiento, el deseo como ropa y el apego como hogar.
 
Desde ahí es lógico que esa contemplación sea u sufrimiento, un auténtico valle de lágrimas saladas y dulces, espesas y ligeras que empapan hasta el alma y cuyo fluir parece que jamás cesará.
 
Comprender la frecuencia de la verdad es resintonizarla,
es olvidarse de sí mismo para recuperar la sencillez de Ser,
es fluir como el agua,
ofrendar la belleza como las flores,
expandir la calidez de la luz como la luna.
 
Todo es Verdad.
 
Sobre todo TU.