SENTIDOS


 

Dios hizo los sentidos vueltos hacia fuera, el hombre por lo tanto mira hacia fuera, no dentro de sí mismo. De vez en cuando un alma atrevida, deseando la inmortalidad, ha mirado hacia atrás y se ha encontrado a sí mismo. 
 
El que conoce la Realidad sin sonido, sin olor, sin sabor, intangible, sin forma, sin muerte, supranatural, sin declive, sin comienzo, sin fin, sin cambio, sale fuera de la boca de la Muerte.
Katha Upanishad
 
Hay luz y oscuridad, desierto y vergel, alegría y pena, amor y odio, y entre ambos aspectos de la única realidad que creemos ser, nos movemos, deslizándonos de uno al otro como veletas sometidas a un huracán. Los cambios de opinión, la erupción de ilusos deseos, las ofensas percibidas, entre tantos otros trastos inútiles, nos empujan constantemente con el único fin de mantenernos ocupados en cruces de caminos con indicaciones difusas que sólo nos mantienen perdidos intentando agarrar espejismos que se disuelven a la más minima indagación que hagamos sobre ellos.
 
Esperamos que nos llegue el acto mágico, la luz que aclare, el diccionario que nos haga entender el lenguaje de la vida, siempre de algo o alguien que desde fuera nos lo de y, a veces, al leer un texto o escuchar unas palabras de repente algo se enciende bien adentro y, como estufa solitaria en el último rincón de la cabaña mas alejada en el crudo invierno, un suave calor alumbra la comprensión en un silencio donde las palabras están de vacaciones y la Verdad puede susurrar caricias como nubes de algodón.
 
Y puede que nos riamos de nosotros mismos, de las discusiones inútiles como nube que intente atar un árbol, de la inutilidad orgullosa de pronunciar en voz alta un deseo desesperado, de la ridiculez de formularlo ante la constatación plena, firme y duradera, de que no se puede pedir lo que ya se posee, como el bosque jamás pediría sus árboles, ni el desierto su arena.
 
El aire dentro de los pulmones es exactamente el mismo que era antes de entrar a esos aposentos vitales. El agua del río es la misma que la del mar y la lluvia que en ciclo eterno permanece indiferente ante sus aparentes cambios.
 
Tu eres igual que cuando naciste, gateaste y comenzaste a caminar con pasos torpes y divertidos a la vez, repletos de ilusión ante el mundo que así se abría a tu alcance: jamás te planteaste si podías hacerlo y simplemente lo hiciste. Tu cuerpo ha cambiado pero Tu sigues siendo igual, tan sólo obsérvalo por un instante y recuerda.
 
Quizás, si tu recuerdo es honesto y tu anhelo puro, rías a pleno pulmón al ver tu propio reflejo.
 
Quizás la vida roce tu mejilla en un beso cálido y único.
 
Quizás así dejes de pedir y comiences a realmente vivir.

EXPRESAR


 

De nada sirve luchar con las palabras para expresar lo que está más allá de las palabras.

Nisagardatta Maharaj

 

Expresar lo inefable es tarea peligrosa. La parte que expresa y lo expresado son el mismo agua, salvo porque, al contenerse aparentemente en objetos de forma variada, se percibe como el continente olvidando lo esencial del contenido. Así surge la diferenciación y el saber más y mejor.

 Un vaso se siente grande ante un dedal pero pequeño ante una olla, aunque todos contengan la misma agua.

 Es así que al escribir, hablar o expresar, dejando pasar el agua como grifo, que ni la interfiere ni la contamina, ésta se expresa a sí misma, en sí misma, por sí misma.

No hay quien escriba ni lo escrito puesto que todo es Conciencia sin más.

 Es por eso que comentamos, acotamos, expresamos, corregimos y así exponemos la importancia "personal" olvidando la pureza única, sin dos, del Agua que todo lo ES. Trampa burda que se vuelve sutil en grado directamente proporcional a la importancia que sintamos como objeto que contiene el agua.

 ¿Quién comenta, quién quiere a toda costa tener eso que se llama a sí misma "razón"? Si escribe el personaje el agua siempre estará contaminada. Por eso, la Verdad, la Fuente, Dios, lo Absoluto, son sólo conceptos usados para comunicarnos en esta manifestacion, y cuando los utilizamos como armas arrojadizas en pos de la demostración de lo sabios que somos y lo equivocados que están los demás, se convierten en simples remedos de un yo ilusorio e ilusionado, empeñado en destacar a costa de la propia Verdad.

 ¿Es eso un romance con el Conocimiento?

 Se trata, más bien, de un romance consigo mismo, con el "yo" que prevalece por encima del "tú", olvidándose del "nosotros" que, como única realidad, auténtica nada, constituye la verdadera esencia.

 La Fuente es una, sin dos, y aunque varíen las palabras y estilos a la hora de expresarse, siempre se reconoce por su perfume indiviso, único más allá de las palabras empleadas para expresarla.

 Sólo se puede compartir en un intento de agradecer aquello que no necesita de agradecimiento alguno, de nadie, en absoluto, pues siéndolo todo ¿Qué puede necesitar?

 Creerse un cubo de hielo es una ilusión que acabará derritiéndose ante el calor del Sol de la verdad.

 Se Agua, olvida tu vaso.

 

 

TIBIEZA

 

El reino de los Cielos no se alcanza con tibieza, sino llamando con fiereza a la puerta que a su entrada se encuentra. Los tibios jamás entrarán en él, porque se necesita de mucho valor para enfrentarse al gran enemigo que lo defiende, al cancerbero, al dragón, a la Hydra de siete cabezas que protege el tesoro, no por avaricia ni afán de usura, sino por el honor de saber destilar las esencias puras de las que aún necesitan madurar y mantener el Jardín del Edén ausente de serpientes enroscada en árboles del bien y del mal.

Hay una lucha constante, eterna, que forma parte de toda la tradición, que siempre se ha tenido que librar y siempre se tendrá que enfrentar. Es imposible escapar de ella, aunque parezca que se puede dilatar en el tiempo el momento de acometerla, pero nadie, absolutamente nadie, se encuentra libre de lidiarla.

Los tibios consigo mismos jamás entrarán en el Reino de los cielos, porque la peor tibieza es la condescendencia con que nos tratamos, la ausencia de autocrítica en la que vivimos, el páramo estéril de algodones blanqueados que se esfuman al menor contratiempo que suele ser siempre una crítica, una queja, un desdén, de otros hacia nosotros.

Si quieres permanecer cómodamente descansando en el colchón de la importancia personal, navegar el barco del orgullo, hazlo, pero con la certeza de que el colchón perderá sus plumas y el barco se hundirá en el arroyo de la vida.

Nadie puede escapar a lo que forma parte de su propia existencia. Nadie puede vivir ausentándose del momento de su propia muerte. Pero sí se puede morir primero para vivir después.

Morir a sí, fallecer al enemigo monstruoso que siempre intenta mostrarnos las debilidades que nos encadenan para que, rompiéndolas en mil pedazos, obtengamos el tesoro de la libertad plena.

Estar presente, en el instante eterno, sentir la presencia de voces infinitas que, desde siempre, te hablan quedamente. Saber que tu estás aquí, allí, arriba y abajo, estando sin estar, siendo sin ser, viviendo en aires de emociones que a veces forman vendavales.

 Comprender que la vida es lo que buscas y necesitas, lo que los propios ángeles envidian, si pudiesen envidiar. Tu estás aquí y ahora, eres importante, esencial, aunque lo ignores o desconozcas. Nadie puede hacer nada que te corresponda, ni vivir por ti. A veces la mejor opción en medio de mares agitados es simplemente dejarse flotar, comprendiendo que nunca se está en soledad, que el resplandor y la comunión de tu alma te conectan íntimamente con el ritmo del universo, todo te acompaña porque todo lo eres.

 De nada careces porque todo lo tienes ya. La necesidad es un invento de tu mente, quien quiere agarrarse al trono de la mentira y no perder su reinado. Sabe que tu Alma es igual que la de tu vecino, marido, mujer, hijo, hija, amigo, enemigo, pues son pedacitos cortados a mano de una única y gran Alma común.

 Ojalá entiendas que todo esto es verdad, que lo creas y lo apliques cada día, más aún cuando la tristeza amenace con hacerte dudar, que lo expandas con tus palabras, lo confirmes con tus actos y se convierta en tu norma de vida.

 Que hecho así, seas feliz.

A veces me siento niño, dando amor y otras pájaro recibiéndolo. Varia mi necesidad pero permanece invariable el Amor.

 

DIALOGO


 

Pregunta: Están pasando muchas cosas (no pasa nada), Veo que todavía estoy muy apegada a las ilusiones. En la pantalla todo es muy dramático: "La guerra en Ucrania, la gente que sufre. Todo es una película, pero hay emociones. Ahí estoy yo…. "aguantando una cierta cantidad de dolor”.
 
Juan Pedro: Están pasando muchas cosas ¿Para quién? La televisión es la fábrica de conceptos y de ilusiones, más contaminante y distorsionadora que se puede contemplar. En ella, todo el funcionamiento de la mente tramposa está trabajando a pleno rendimiento, enredándolo todo. Debes partir de la base de que la teoría es una cosa y la práctica otra y ambas juntas en perfecta unión ya no son nada que es la nada que existe sin existir.
 
Hay sufrimiento, claro que sí, para cada cual, de diferentes forma y modos, variante en intensidad y profundidad, pero lo es porque así lo interpretamos. Al igual que en cada zona de esta bendita tierra existe un entendimiento diferente del mismo asunto, igual hacemos con lo que cada día se nos ofrece a contemplar.
 
Las emociones surgen cuando hay pensamientos, y ambos son elementos pertenecientes al personaje y así es como hay que verlos: una simple y sencilla interpretación. No estás menos evolucionada ni eres menos espiritual por sentirlos, siempre y cuando las observes y permitas como lo que realmente son: 
 
Espejos que no son tu. Desde esa comprensión todo sigue igual pero ya nada es lo mismo.
 
Aguantar “cierta cantidad de dolor” permite ver quién lo aguanta y a quién afecta. El cuerpo sufre cambios, placeres y dolores, pero más allá de él estás tú y esa, ese, ESO, no cambia jamás pues siendo lo Único ¿cómo podría sufrir modificación alguna? ¿Quién habría para modificarlo?
 
Pregunta: Gracias por tu respuesta muy sensata, plena de sabiduría ¿Por qué practicar? ¿hacer esfuerzos? La práctica es una ilusión y yo también. ¿Somos todo y nada, entonces? Me rindo… ¡¡¡Tengo ganas de reír!!!
 
Juan Pedro: ¿Por qué practicar? ¡¡¡Por nada y para nada!!!
Ahora bien, podemos denominar práctica eso que hacemos cuando nos sentamos a recogernos por el simple hecho de hacerlo, cuando repetimos el mantra o meditamos por que sí, sin esperar nada "a cambio" porque no se trata de una inversión en busca de beneficios sino de una forma natural de comprender la Realidad más allá de la apariencia soñada. Cuando somos conscientes de que nada ni nadie hay que haga nada, todo cobra otro sentido, se vuelve vital, fresco, innovador, una sorpresa constante, un flujo de bendiciones imparable.
 
Buscamos siempre fuera la ayuda definitiva, exploramos galaxias lejanas, personas que colocamos en pedestales, libros casi sagrados, pero nos olvidamos de que como es arriba así es abajo y como es adentro así es afuera.
 
Hay un guía infalible, eterno e inmutable, que siempre nos ayudará de la mejor forma posible para nosotros y ese guía, esa persona, somos nosotros mismos.
 
Lo único que necesitamos a veces es de un cierto empujón externo temporal para que nos ayude a reencontrarnos, a volver a nosotros, a regresar a nuestro corazón. Cumplida la misión, se retirará de forma suave y silenciosa.
 
Pregunta: Rendirse está conmigo desde hace varias semanas, me acompaña en mis meditaciones y el corazón lo anhela.
 
Juan Pedro: Claro que está contigo y es anhelado por tu corazón, pero, al mismo tiempo, nada hay que anhelar porque ¡¡ya estás rendida!! Solo ocurre que tu mente insiste en que debe ser algo a lograr, decidir, elegir o conseguir en un futuro indeterminado, sin que permita que aceptes la posibilidad de que ya sea.
 
La verdadera Rendición no existe, porque para rendirse hay que haber luchado o entrado en batalla y ¿Quién hay realmente en ti que luche, batalle, gane o pierda?
 
Tus meditaciones solo te muestran aquello que ya eres pero que has olvidado o perdido en el pozo de la ausencia de la fe incondicional.
 
La sutilidad de las argucias de la mente es inversamente proporcional al reconocimiento veraz de la auténtica Esencia.
 
Así que celebra ese dolor y abraza esa rendición como compañeros no ya de viaje sino de reencuentro del verdadero Hogar.
 
Rendirse es la clave, la llave que abre la puerta que desde siempre estuvo plenamente abierta de par en par pero que sólo veíamos a través del ojo de una cerradura inventada.
 
La Rendición continua es la mayor bendición que nos puede ser otorgada.
 
Llevarla a cabo en plena consciencia y presencia lo es todo, absolutamente todo.
 
La Rendición es la Victoria.
 
¡Qué paradoja!
 
La Risa así manifestada es la expresión sagrada de la intuición que te llevó a plantearte las preguntas en cierto momento y a comprender ahora.
 
Todo pasa porque nada pasa.
 
Ríe y vive.