DESEO

 


P: Deseo la Iluminación.

R: El deseo siempre emerge y se produce a partir del personaje que interpreta la obra. La Presencia, la Consciencia, jamas puede emitir deseo alguno ya que, siéndolo todo, ¿Qué podría desear si nada puede faltarle?

 Desear algo supone la existencia de una carencia, de algo que falta, que se necesita y que hay que encontrar para suplir ese déficit y alcanzar un cierto logro a través de las herramientas del esfuerzo personal y de la acción. La sutilidad del deseo no lo exhime de seguir siendo sólo eso, un anhelo de consecución, de logro, de satisfacción de una supuesta necesidad.

Así, los deseos denominados espirituales siguen siendo meros deseos por más loable que sea la esperanza de conseguirlo, el beneficio positivo o el logro de un estado beneficioso para sí y para el resto del mundo. Todo deseo, por más espiritual que sea supone la necesidad de alcanzar un cierto algo que otorgará aquello de lo que se carece, bien sea porque se tuvo y desapareció en cierto momento, bien sea porque se cree que ese algo otorgará un cierto estado donde todo estará bien, donde la felicidad y la paz, desaparecidas y ausentes, serán las eternas compañeras de viaje, incluso, aún mas, donde ese viaje finalizará.

P: Pero si lo mantengo en el tiempo...

R: El tiempo es una señal más indicativa del personaje ficticio que creemos ser, como lo es igualmente  el esfuerzo la acción, el ser hacedor de algo y de alguien 

Todo ello por  "bueno" que pueda parecer, sigue siendo deseo y, como tal, falso.

¿Quién mantiene ese deseo en el tiempo? Yo, dirás, y la pregunta inevitable surgirá de inmediato ¿Y quién soy yo?

Aquí pueden ocurrir dos cosas, que la redondas con argumentos sumamente razonables, inteligentes y rebuscados o bien que un silencio único tome su lugar y aparezca en medio de la Nada que todo lo Es.

En el primer caso, muy habitual por otra parte, ese personaje que desea se sentirá satisfecho, al menos temporalmente, con sus argumentos, o más bien argucias, tan estéticamente correctos y acertados, pero esa satisfacción, como él mismo, caerá más pronto que tarde ante lo Inevitable: lo caduco no puede perdursr más allá del tiempo que tiene asignado. La obra tiene su duración, como la tiene el cuerpo y si te mantienes en esa terca identificación con el mismo y con esa mente que todo lo sabe y quiere saber, morirás igual que viviste: en plena ignorancia.

Ahora bien, si te dejas abrazar por ese silencio, si permites que, por un momento, eso simplemente sea, todo se aclarara sin esfuerzo, pero ninlo hará para nadie, puesto que precisamente por ello ahí no habrá ya nadie que pregunte, calcule, indague o, simplemente, vea.

Se que estas palabras son como piedra de escándalo para algún que otro personaje pero es lo de menos puesto que, quieran o no, seguirán siendo la pura y prístina Conciencia, sin tiempo, que ya Es.

La bendición ni se da ni se recibe, solo se Es.

La Gracia ni se otorga ni se pide, solo Es.

Si buscas algo mas, eso mismo se te dará: la eterna lucha en búsqueda perpetua de algo que, bajo ese engaño, siempre te faltará.

No te preocupes, solo es un espejismo mas.

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