¿Cómo puede llamarse Ser a algo que es transitorio y continuamente cambiante?
Platón
Y sin embargo así lo creemos, y no contentos con decir simplemente "yo soy", gustamos de añadirle epítetos que lo complementen, aumenten y le den, nos den, la importancia a la que consideramos tener derecho.
La manifestación es pura ilusión, muy real a los ojos del cuerpo y las argucias interpretativas de la mente. Pero cuidado, cuando en Vedanta se habla de Ilusión, no debe interpretarse como algo que no existe: si cruzas la calle con el semáforo en rojo tu cuerpo puede ser atropellado.
Ilusión es todo aquello que cambia, muta, no es permanente y, por tanto, carece de la entidad que le solemos otorgar. Y, en ese sentido, el cuerpo y la mente, ese conglomerado de huesos, carne y pensamientos que creemos ser, es tan cambiante y transitorio como el clima, el viento, o la forma de las olas del mar.
Tu cuerpo está en constante cambio, ni un solo segundo es el mismo cuerpo pues en ese aparente lapso de tiempo miles de células han desaparecido y miles mas han "nacido" permitiendo que los procesos de esa maquinaria sigan funcionando en constante movimiento de fluidos, gases y sustancias.
Tu mente está en perpetuo cambio, es el puro cambio en sí mismo considerado. No hay ni un solo pensamiento que en ella aparezca que permanezca más allá del lapso de tiempo que tarda en aparecer el siguiente que lo sustituye, complementa o elimina en una contradicción permanente. De hecho, eso que denominamos mente, ni siquiera existe ni tiene entidad propia pues solo se trata del constante fluir de pensamientos que, como si de una procesión de orugas se tratase, emanan, se siguen y originan uno tras otro como si de una eterna fila se tratase. Y sí, son orugas, pero sin posibilidad de transmutarse en maravillosas mariposas porque, como acabamos de decir, todo aquello que cambia, aunque sea en la forma más hermosa posible, sigue siendo una ilusión.
Así pues, la pregunta es sencilla:
¿Qué soy realmente?
La respuesta es igual de sencilla:
Eres Aquello que en ti es permanente, que de manera constante está siempre presente, más allá de los cambios que el cuerpo experimente, y de los deseos quejas, ideas, experiencias y sugerencias que la mente emita.
Eso que no se siente niño, adulto, anciano, hombre o mujer, porque no ha nacido jamás.
Eso que, independientemente de la edad biológica que el cuerpo aparente tener, sigue estando vivo, igual, sin cambios, capaz de todo aunque ese mismo cuerpo sea capaz de nada ya, Eso eres tú.
Le podrás dar cien mil nombres y ninguno lo describirá, porque los nombres son para los objetos y éstos también se encuentran en permanente cambio, por lo que lo inmutable es imposible de ser descrito por lo cambiante. Eso eres tú.
Aquello que se encuentra más allá de las palabras porque éstas son incapaces de aproximarse siquiera a una definición, la cual implica, asimismo, la consiguiente división y separación, Eso eres tú.
Todo lo que escape del control que como necesidad urgente exhibe la mente para mantenerse al mando, todo lo que hace que, sin esfuerzo alguno, esa fuente de pensamientos e ideas se agote y seque, todo Eso eres tú.
Unidad sin fragmentación, espacio sin división, vacío sin separación posible, Eso eres tú.
Sabiéndolo ¿Seguirás cuestionando desde lo caduco Aquello que escapa del tiempo porque desconoce lo que Eso es?
Una vez vista la ilusión la ignorancia caerá por sí sola. Aquella intentará mantenerse a través de los objetos, los cuales seguirás viendo, percibiendo e interactuando con ellos, pero ya nada será igual aunque todo siga siendo lo mismo.
Nada ni nadie puede darte lo que ya tienes.
Nada ni nadie puede hacer que seas lo que ya Eres.
Nada ni nadie existe salvo Eso que Es.
El (Dios) es tu Ser pero tú no eres el suyo.
Santo Tomás de Aquino