DIALOGO


 

Pregunta: Están pasando muchas cosas (no pasa nada), Veo que todavía estoy muy apegada a las ilusiones. En la pantalla todo es muy dramático: "La guerra en Ucrania, la gente que sufre. Todo es una película, pero hay emociones. Ahí estoy yo…. "aguantando una cierta cantidad de dolor”.
 
Juan Pedro: Están pasando muchas cosas ¿Para quién? La televisión es la fábrica de conceptos y de ilusiones, más contaminante y distorsionadora que se puede contemplar. En ella, todo el funcionamiento de la mente tramposa está trabajando a pleno rendimiento, enredándolo todo. Debes partir de la base de que la teoría es una cosa y la práctica otra y ambas juntas en perfecta unión ya no son nada que es la nada que existe sin existir.
 
Hay sufrimiento, claro que sí, para cada cual, de diferentes forma y modos, variante en intensidad y profundidad, pero lo es porque así lo interpretamos. Al igual que en cada zona de esta bendita tierra existe un entendimiento diferente del mismo asunto, igual hacemos con lo que cada día se nos ofrece a contemplar.
 
Las emociones surgen cuando hay pensamientos, y ambos son elementos pertenecientes al personaje y así es como hay que verlos: una simple y sencilla interpretación. No estás menos evolucionada ni eres menos espiritual por sentirlos, siempre y cuando las observes y permitas como lo que realmente son: 
 
Espejos que no son tu. Desde esa comprensión todo sigue igual pero ya nada es lo mismo.
 
Aguantar “cierta cantidad de dolor” permite ver quién lo aguanta y a quién afecta. El cuerpo sufre cambios, placeres y dolores, pero más allá de él estás tú y esa, ese, ESO, no cambia jamás pues siendo lo Único ¿cómo podría sufrir modificación alguna? ¿Quién habría para modificarlo?
 
Pregunta: Gracias por tu respuesta muy sensata, plena de sabiduría ¿Por qué practicar? ¿hacer esfuerzos? La práctica es una ilusión y yo también. ¿Somos todo y nada, entonces? Me rindo… ¡¡¡Tengo ganas de reír!!!
 
Juan Pedro: ¿Por qué practicar? ¡¡¡Por nada y para nada!!!
Ahora bien, podemos denominar práctica eso que hacemos cuando nos sentamos a recogernos por el simple hecho de hacerlo, cuando repetimos el mantra o meditamos por que sí, sin esperar nada "a cambio" porque no se trata de una inversión en busca de beneficios sino de una forma natural de comprender la Realidad más allá de la apariencia soñada. Cuando somos conscientes de que nada ni nadie hay que haga nada, todo cobra otro sentido, se vuelve vital, fresco, innovador, una sorpresa constante, un flujo de bendiciones imparable.
 
Buscamos siempre fuera la ayuda definitiva, exploramos galaxias lejanas, personas que colocamos en pedestales, libros casi sagrados, pero nos olvidamos de que como es arriba así es abajo y como es adentro así es afuera.
 
Hay un guía infalible, eterno e inmutable, que siempre nos ayudará de la mejor forma posible para nosotros y ese guía, esa persona, somos nosotros mismos.
 
Lo único que necesitamos a veces es de un cierto empujón externo temporal para que nos ayude a reencontrarnos, a volver a nosotros, a regresar a nuestro corazón. Cumplida la misión, se retirará de forma suave y silenciosa.
 
Pregunta: Rendirse está conmigo desde hace varias semanas, me acompaña en mis meditaciones y el corazón lo anhela.
 
Juan Pedro: Claro que está contigo y es anhelado por tu corazón, pero, al mismo tiempo, nada hay que anhelar porque ¡¡ya estás rendida!! Solo ocurre que tu mente insiste en que debe ser algo a lograr, decidir, elegir o conseguir en un futuro indeterminado, sin que permita que aceptes la posibilidad de que ya sea.
 
La verdadera Rendición no existe, porque para rendirse hay que haber luchado o entrado en batalla y ¿Quién hay realmente en ti que luche, batalle, gane o pierda?
 
Tus meditaciones solo te muestran aquello que ya eres pero que has olvidado o perdido en el pozo de la ausencia de la fe incondicional.
 
La sutilidad de las argucias de la mente es inversamente proporcional al reconocimiento veraz de la auténtica Esencia.
 
Así que celebra ese dolor y abraza esa rendición como compañeros no ya de viaje sino de reencuentro del verdadero Hogar.
 
Rendirse es la clave, la llave que abre la puerta que desde siempre estuvo plenamente abierta de par en par pero que sólo veíamos a través del ojo de una cerradura inventada.
 
La Rendición continua es la mayor bendición que nos puede ser otorgada.
 
Llevarla a cabo en plena consciencia y presencia lo es todo, absolutamente todo.
 
La Rendición es la Victoria.
 
¡Qué paradoja!
 
La Risa así manifestada es la expresión sagrada de la intuición que te llevó a plantearte las preguntas en cierto momento y a comprender ahora.
 
Todo pasa porque nada pasa.
 
Ríe y vive.

 

SENTADO EN LA HIERBA


 

Quiétamente sentado, sin hacer nada, llega la primavera y crece sola la hierba.

Alan Watts

 

La hierba crece por sí sola ¿es la hacedora de su crecer?

El sol calienta por sí mismo ¿es el hacedor de sus ardientes llamaradas?

El agua es calentada por sus rayos, ¿hierve y se transmuta en vapor por su propia voluntad?

Los vapores emergen siempre que el agua se quema a suficiente temperatura. Así ocurre con los pensamientos cuando se someten al fuego de las emociones descontroladas.

 Saber el ciclo natural del agua ayuda pues, conociéndolo bien, la tranquilidad nos acompaña al comprobar cómo el agua se vaporiza y después vuelve a condensarse en lluvia fertilizadora y refrescante. Es decir, el mismo elemento que parece dañarnos es la solución a ese daño, la cura perfecta, cuando simplemente es transmutado en su verdadera esencia.

 No pretendas dejar de tener pensamientos, pues es imposible desprenderse de ellos. Sólo acompáñalos con tu observación, permitiéndoles vivir su vida, que no es la tuya, y completar su ciclo vital. Así las tormentas se convierten en lloviznas, los huracanes en brisas suaves y Tu en el cielo que jamás se preocupa de saber si es azul claro o azul oscuro, pues sabe que, simplemente, sólo es puro Cielo.

 El Miedo aparece a veces con gesto amenazador, gruñido insondable y garras poderosas. También lo hace bajo formas más agradables, plenas de dudas, incertidumbres, traiciones a sí mismos.

 El miedo tiene miedo hasta de sí mismo, y cuando surge conviene acercársele despacito, para que no se asuste, acariciar su rostro y agradecerle que nos visite. Visto así de cerca, se convierte en nuestro aliado, en la espuela que permite seguir cabalgando en caminos novedosos, en Luz que alumbra esperanzas, en reconocimiento de lo que valemos, somos y merecemos.

 No huyamos más porque esos días se han terminado.

 El amor no es algo que se gane; es lo que respiras, es algo que brilla a través de tu piel, iluminando este mundo herido.

 Y para convertirte en vapor y acariciar tus miedos no necesitas hacer nada, absolutamente nada, como nada hace la hierba, el sol o el agua.

 ¿Quién poseerá la fe inquebrantable para dar ese paso al vacío del no hacer?

 ¿Quién será capaz de aguantar la tensión que sus pensamientos, antes de ser vapor, le producirán calándole hasta la médula?

 Sentado sobre la hierba, crezco con ella sin más.

LA PERLA


 

La forma externa pasa pero el mundo de la realidad permanece para siempre. ¿Durante cuánto tiempo jugaras a amar la forma del jarro? Deja la forma; ve y busca agua. Has visto la forma y no te percatas de la realidad; saca la perla de la concha, si eres sabio. Estas cáscaras de cuerpos en el mundo, aunque todas viven por la gracia del Mar del Alma, no todas contienen una perla: abre los ojos y mira en el corazón de cada una, y extrae lo que tienen, porque no suele encontrarse la valiosa perla.
Rumi.
 
Vacíate.
 
¿Quieres entender mis palabras?
 
Vacíate
 
¿Deseas recobrar el paraíso perdido, ese oasis donde “todo estaba bien”?
 
Vacíate
 
Por que la utilidad de la taza reside en su vacío, porque cuando algo está lleno resulta imposible rellenarlo con otra sustancia que pueda reemplazarla.
 
Las mezclas no son buenas, pueden tener sabor agradable o resultar pretenciosamente hermosas a la vista, pero carecen de la pureza de aquello que sin mancha ni contaminación muestra toda la esencia que Es. Lo contrario sería como querer la arena y despreciar la perla.
 
¿Cuántas perlas has dejado de lado tirándolas en tu caminar? sea porque otros te han dado su opinión sea porque el miedo a lo que puedan pensar de ti te haya empujado al abismo de la vulgar vida cotidiana, has desechado tantos tesoros que casi terminaste por acostumbrarte a deambular en piloto automática, valorando la concha sin abrir el resplandor r que en su interior oculta a ojos indiscretos.
 
No es posible servir a Dios y al Mundo, se dice en cierto lado y añado que es imposible también no alcanzar la perla valiosa de la Sabiduría atemporal, impersonal, ajena a dimes y diretes, a intelectos soberbios, a discusiones estériles para ver quién es el primero de la clase.
 
Al contrario, esta valiosa perla es única, sencilla, hermosa en su humildad, valiosa como jamás tesoro mundano alguno podrá ofrecer.
 
¿La quieres?
 
Vacíate, echa a un lado tantas cargas innecesarias y abre los ojos interiores, esos que no pueden ser engañados por sentidos distorsionados y contémplala.
 
La perla es tuya, porque la perla es TU.
 
Vacíate y ese Todo te llenará de tal forma que jamás volverás a sentir carencia alguna porque la necesidad, ese invento tan enormemente dañino, no tendrá lugar donde poder asentarse.
 
Me da igual si te llegan o te alejan estas palabras, no me importa en absoluto lo más mínimo.
 
Tu concha rechinará seguramente al leer esto, pero tu perla crecerá a partir de esta arena como jamás hubieses podido imaginar.
 
Vacíate y deja todo ser y estar.
 
Nada más hay cuando todo ya es.
 
Encontrarás que jamás hubo nadie que vaciar ni vacio que llenar.

¿DOLOR?

 

Hay que aguantar una cierta cantidad de dolor para liberarse del ego corrupto; a quienes no pueden y no se esfuerzan, se les suele denominar turistas espirituales. En cuanto se les pide que soporten dolor y se
esfuercen, se van en busca de otra cosa.
Wes Jamroz
 
Sí, es cierto, buscar la salida de la ilusión es un viaje doloroso, sujeto a vaivenes, tormentas y sufrires, y no una excursión alegre y despreocupada que es lo que suele pensar y sentir, al menos en primera instancia, quien en ella se embarca.
 
Es doloroso porque supone cuestionar el mundo que creiamos único y real y, por ende, a nosotros mismos, que en él parecemos estar. Y ello lleva aparejada la soledad, una terrible, desgarradora, pero, al mismo tiempo, conmovedora y nutritiva, pues el mundo y quienes lo habitan no soportan ver que alguien se desvíe del camino trazado y, de paso, les haga recordar que su zona de confort no es ni la una ni lo otro.
 
Por eso hay tantos abandonos y desvíos de la ruta que al inicio se recorría con ilusión
.
Es tan fuerte el anhelo y el deseo de escapar de este mundo corrupto y desviado que confundimos la huida con la responsabilidad de la aceptación y reconocimiento profundo y duro que supone.
 
¡¡Pero esa es precisamente la buena nueva!!
 
Una herida recién producida duele.
 
Una herida cuando se está desinfectado y curando, duele.
 
En ambos casos está presente el mismo dolor pero mientras el primero es un aviso de que algo va mal, una llamada de atención a despertar y actuar, el segundo es la señal inequívoca de que esa curación se está produciendo.
 
Así, sólo quienes permanecen en la ruta personal, única e intransferible, comprenden de qué se trata.
Por eso, al principio hay multitud, después, tras la destilación, hay pocos, pero de puro oro.
 
Tú decides si quieres seguir siendo plomo o descubrir y revelar el Oro que Es en Ti, que eres Tú.
Al final, por así decirlo, todos lo verán: 
 
Unos cegados por su brillo regresarán rápidamente al inicio del camino para recorrerlo una y otra vez.
 
Otros se frotarán los ojos ante la incredulidad de la revelación de la sencillez desnuda.
 
Todos se reconocerán, abandonando las olas, en el Único y Verdadero Mar.
 
Bendiciones.

BEBER EL BUEN VINO

 

 


 

Has de saber también que los ignorantes son enfermos y los sabios, sus médicos.

El sabio incompleto no logra éxito con su tratamiento.

El sabio verdaderamente sabio no trata a todos los enfermos, sino solo a aquel que estima que es apto para recibir el tratamiento y la salud.

Si el mal es crónico o incurable, el arte del médico consiste en decir: eso es incurable. No se ocupará entonces de curarlo, porque perdería su tiempo.

Imán Al-Ghazali

 

Creemos ser Sabios y buscamos la sabiduría a toda costa, incluso de la propia verdad que en ella se encarna y Es. Pero esta aparente búsqueda en realidad esconde una trampa enorme donde todos caemos en algún momento, mientras que algunos prefieren quedarse en ella a vivir.

 Confundimos buscar Sabiduría con notoriedad, fama, importancia.

 Así, comenzamos a buscar dónde criticar, exponer, rebatir, dilucidar, cuestionar, todas aquellas sentencias que, ignorando el perfume de verdad que procede única y sencillamente de la Fuente de dónde todo emerge y Es, consideramos falsas, no tanto en su esencia, como en la oportunidad que nos brindan para ejercer nuestros perfectos y enormes razonamiento e intelectualidad.

 Se olvida que la Sabiduría, el Conocimiento, jamás puede ser encontrado sino que es Él quien se ofrece a todos aquellos que en cierto momento se derrotan a Si Mismos y, hundidos y resignados, se ofrecen en sagrado Sacrificio.

 El resto simplemente es un mal crónico con el cual no se puede perder el tiempo. Ni se debe.

 Por eso, sigue habiendo tanto enfermo y tan poco médico porque, incluso considerando que el enfermo, que es bien conocido por haber atravesado el mismo e idéntico mal, puede ser apto para recibir el tratamiento, que sólo imparte el Único Médico posible, sin embargo no es tan apto para recibir y recuperar la Salud, pues quiere que la receta, el examen, el diagnóstico y la medicina sean a “su imagen y semejanza”, a la carta de su enorme deseo de notoriedad.

 Lo siento, pero esa no es mi clínica.

 No deseo la notoriedad, aunque en cierto momento quizás anduviese por ahí presta a entrar en el campo de batalla para derrotar a otros en lugar de derrotarme a mi.

 No anhelo destacar, aunque en cierto momento se produjese y cierta alegría pareciese querer poseerme.

 Sólo quiero ser fiel a lo Único, a Eso que me ha reencontrado tras tanto tiempo perdido dando tumbos en el desierto del mundo.

 Por eso reconozco enseguida la enfermedad, primero en mi, donde no dejo que entre ni la más mínima célula de orgullo. Pero luego, la veo en todas partes, sobre todo, y esa es la gran paradoja, en aquellos que se dicen buscadores de Eso que representa y exige la atención en que nadie hay que pueda adquirir importancia alguna mientras se revisten de ella con toda la solemnidad posible.

Sólo estoy aquí, viendo el desierto pero sin entrar en él, apeado del camello de jorobas agotadas y resecas, pues esa agua, la de esta manifestación, no puede saciar sed alguna.

 Bebo vino, del que se escancia en las tabernas ocultas al mundo.

 Y sí, debo reconocerlo, me emborracho de ese néctar y es cuando las palabras se escriben solas sin que pueda reconocer intervención alguna de mi parte.

 Como han hecho hoy y ahora.

 Abandonar el vino de granel y saborear la cosecha largo tiempo curada en barrica de roble fuerte es algo que está a tu alcance.

 ¿Quieres beber?

 Comienza por descorchar tu propia botella.

 Ningún otro vino hay salvo el que nos endulza el alma y enrojece el corazón.

 

 

 

 

 

¿Quién soy yo sino Tu?

 

Había un fuego dentro de él,

No sabía lo que era,

Pero debido a su calor,

Lloraba como una vela.

Rumi

 

El calor nos acompaña, el fuego nos calienta, su compañía es inherente a nuestra existencia, pues la propia Vida es calor, fuego, sol entre los soles.

Ese calor del que hablo es el que te impulsa a cuestionarte tu propia existencia, a dudar de la obra que representas, a identificarla y cuestionarla para comenzar a comprender que quizás todo lo que te preocupa desde siempre sea simplemente una representación bien urdida, con trama compleja, pero obra de teatro al fin y al cabo.

Has buscado entre los personajes, aquellos que pensabas representaban un papel diferente al tuyo, a veces etiquetado como Maestro, otras como Secreto, y siempre desde la separación, la diferencia entre unos y otros como puente casi insalvable que cruzar para poder recuperar la viva llama que desde la niñez sentías arder en ti.

Yo lo he hecho y tu, si abrazas la sinceridad impecable, reconocerás que también.

He buscado y leído y ahora soy yo a quien buscan y leen.

He preguntado, como tu y ahora soy yo a quien le preguntan.

Pero en ese deambular olvidé y olvidaste que no hay diferencia entre tu y yo, como no la hay entre la semilla que cae en tierra y al calor de sus hornos emerge como un frondoso árbol porque la forma y el nombre no establecen separación alguna, salvo para aquella que gusta de reinar manteniéndote en la frondosidad del enmarañado bosque.

Semilla, árbol, bosque, tu, yo ¿acaso hay diferencia posible en el reino de la única manifestación?

Críticas, argucias, intelectualismos, razonamientos razonablemente razonables….

¿Acaso hacen que el árbol crezca menos de lo que está destinado a crecer o a que sus frutos jamás nos den a probar su dulce sabor?

Podría escribir muchas más líneas pero ¿servirían de algo si éstas no te han tocado?

Esa es la muralla del castillo que crees te protege cuando en realidad te mantiene en un encierro permanente.

Otea el horizonte y comprueba la verdad…

¿Quién soy yo sino tu?