¿QUÉ QUIERES?

 


Nadie sabe lo que quiere y sin embargo nos lanzamos a la búsqueda de ello sin conocer ruta, camino, viandas, y destino.

Hay un impulso universal, eternamente presente, que nos mueve en una dirección determinada que la razón desconoce y que acaba traduciendo a términos más o menos conocidos, propios, filtrando su mensaje a través de la madeja de pensamientos que solo desean mantener el tejido de tela de araña donde seguir teniéndonos atrapados.

Eso que tomamos como impulso en realidad no es tal sino, más bien, un suave calor, una dulce voz que rezuma del Ser a través de cada poro de la piel que lo recubre y envuelve, que lo tamiza y decolora una y otra vez, desvirtuándolo a cada capa con que lo va recubriendo.

Hemos olvidado que somos la Fuente y que reside en nosotros, por eso preferimos la nostalgia del viaje en lugar de la alegría de llegar a destino, por eso la queja y la triste pesadumbre de un recuerdo fugaz que nos empeñamos en buscar en galaxias lejanas cuando dentro de nosotros está el universo entero.

El núcleo está bajo todas ellas, como centro de una cebolla, y para alcanzarlo hay que ir quitándolas una a una, con lágrimas seguramente por el dolor que producirá, ya que son indistinguibles de la propia piel, pero con la seguridad de que tras ellas encontraremos incólume lo que desde el principio ahí nos aguarda.

Traducir algo es hacerle perder parte de su viveza, desvirtuar su esencia, contaminarlo con la parte propia y, por tanto, modificar el sentido original. Es como se juego donde los niños se ponen en fila con los oídos tapados con sus manos y cada uno va transmitiendo el mensaje que recibe de su compañero anterior en la fila según va entendiendo. Al final el resultado es una frase completamente distinta de la que expresó el primero de ellos, por mucho sentido que pueda tener.

Así nos ocurre con el anhelo inexplicable que a todos alcanza en cierto momento: surge sin conceptos, ideas o interpretación alguna, se sabe de forma natural, pero, de inmediato, el mecanismo se pone en marcha a toda máquina para desvirtuar lo adaptándolo a lo que la experiencia del receptor sugiere. Intenta transformar en conocido aquello que es imposible de conocer, sino sólo Vivir, Ser.

Por eso, cuando sientas esa llamada, ese impulso, anhelo, o como prefieras denominarlo, no hagas nada, no juzgues, critiques, filtres o interpretes, sólo siéntate en silencio a escucharlo, a sentirlo, a permitir que se exprese en su plena desnudez, sin vestiduras más o menos hermosas, tal y como Es.

No sabes realmente lo que quieres, pero Ello sí.

MONEDA



Acababa de escoger una fruta de aspecto dulce y jugoso y me acerqué al mostrador a pagarla. Cuando di la moneda al vendedor, éste, mirándome extrañado, me dijo: "señor, no puedo aceptar esta moneda pues carece de valor, sólo tiene un lado".

Recorremos el camino de la vida buscando frutas apetecibles, jugosas, de rico y agradable sabor y lo hacemos con el monedero abierto para ir añadiéndole las monedas que más nos gustan, esas que, como la fruta elegida, tienen mejores aspecto y sabor.

Así, vamos acaparando alegría, bienestar, afecto, sonrisas, felicidad y dejando de lado tristeza, malestar, miedo, y demás aspectos vitales que amenazan con romper ese estado ideal, paradisíaco, que pretendemos encontrar.

Elegimos la cara y abandonamos la cruz, nos ofrecemos al sol del día y ocultamos de la oscuridad de la noche, abrazamos el calor y huimos del frío.

La Vida, y nosotros, que es donde se vive, no distingue entre dos extremos para desarrollarse, pues, viéndolo todo como una sola cosa, jamás se plantea la absurda idea de mejor o peor, de alto o bajo, de día o noche.

Ella sólo acepta la moneda completa, entera, con su cara y su cruz, pues sabe a ciencia cierta, que las dos perfectamente aleadas son las que le otorgan su completo valor y que, si faltase una sola de ellas, si eso fuese posible, se convertiría en un trozo de metal sin más que acabaría siendo arrojado a la basura.

Si tu jamás aceptarías una moneda con un solo lado por su ausencia de valor ¿por qué, entonces, te permites despreciar todo aquello que supone cruz, arropándote sólo en lo que parece cara?

¿A quién le parece todo así, quién decide adoptar esa elección? 

Desde luego mal consejero es mandándote a la compra sabiendo que no podrás pagarla.

Si quieres vivir plenamente acepta tanto tus caras como tus cruces, tus alegrías y tus tristezas pues ambas son TU y conforman tu entero Ser.

Las diferencias sólo lo son a ojos de ese consejero que te engaña en la compra y en todos los demás ámbitos de tu vida. Y ésta da el ejemplo constante de cómo todo se desarrolla y ES mediante la colaboración de los aparentes contrarios, que dejan de serlo cuando se unen para convertirse en lo que ya son: una sola y única perfección eternamente presente.

Macho y hembra unidos producen siempre una nueva manifestación, sea un ser de carne y huesos, sea una luz que alumbre tu oscuridad, sea un fuego que caliente el alimento que tú cuerpo pide y necesita.

Todo es Uno, o, mejor aún, es No Dos y enfrentarse a esta Verdad es luchar con la certeza de la derrota asegurada, es pretender apagar el sol con un soplido, coger la luna en el agua donde se refleja, es, en definitiva, abandonarte a TI para elegir otro.....

Quédate con el Oro en lugar de la joya, elige la cuerda y no la serpiente, el mar y no la ola.

Que no te importe ver la cruz: sólo con girar la moneda entre tus dedos disfrutarás de la cara.

Ese es el juego eterno de la Vida.

Si quieres jugarlo lanza la moneda al aire y compréndelo.


NAVEGAR

 


¿Soy totalmente valiente, pacífico, tengo felicidad completa, estoy libre de tensión?

Esta es la pregunta que Sri Ramakant hacía a quienes le consultaban sobre el conocimiento que supuestamente les había aportado su experiencia en la búsqueda y el cómo comprobar que un maestro o una doctrina eran realmente "efectivas" o se habían comprendido y aplicado correctamente.

Todos somos marineros de la vida y la navegamos saltando de barco en barco y de destino en destino. Y cuando una nave o un puerto al que arribamos no termina de proporcionarnos aquello que esperábamos conseguir, nos embarcamos en la siguiente travesía en la confianza de que esta vez sí lo podremos lograr.

Así podemos pasar vidas en el mar oteando el horizonte en pos de un sueño y, en cierto momento, arribando a un pequeño islote donde hallar algo de dulce agua y viandas que calmen el hambre que nos acuciaba durante toda la navegación.

Es entonces cuando hay que plantearse la pregunta del inicio: ¿Verdaderamente estoy libre de tensión y vivo pacíficamente conmigo y con el resto de grumetes que me acompañan en este viaje?

El cansancio y la desidia nos vuelven conformistas y desde ahí jamás veremos ni pisaremos el puerto ansiado.

El secreto está en el mar que surcamos y nos surca, en comprender su oleaje y sus mareas, en contemplar los vaivenes que produce como quien disfruta de una película maravillosa, con sus momentos de drama y comedia, de acción y reposo, pero sin jamás dejar de ser película proyectada por un instante en la eternidad de la Vida.

Navegar así permite ir adquiriendo la comprensión y constatación de que esas valentía, felicidad y calma que, libres de tensión alguna, veremos emerger, ya estaban con y en nosotros, pero que enfocado el catalejo del corazón en tierras lejanas y ajenas, en quimeras de supuestos paraísos donde todo nos esperaba, no habíamos podido ver.

Navega si quieres pero con la brújula de las preguntas claves que impulsen tus velas hacia el auténtico Norte de tu Ser.

Verás que jamás saliste de Puerto alguno ni abandonaste tu único y verdadero Hogar.

VERDAD SIN MÁS

 



La verdad deja de ser Una cuando se transforma en conceptos. Las opiniones son fáciles de verter sobre aquello que, sin conocerlo realmente, es difícil de identificar por los receptores de las mismas 

Por eso hay tantas supuestas razones, opiniones y comentarios que se quedan sólo en eso: simples esbozos intelectuales sobre aquello que, precisamente, se encuentra más allá de esa frontera de conceptos.

Cualquiera que no los tenga puede hablar sobre los hijos y, quien teniéndolos lo escuché, sonreirá dulce y compasivamente, pues hay cosas que solo pueden comprenderse cuando se sienten, experimentan y viven sin más.

Lo mismo ocurre con la Consciencia: todos hablamos sobre Ella y la etiquetamos de diferentes formas (Preset, Verdad, Unicidad, Ser...), sobretodo cuando, tras largo periplo visitando diferentes lugares llenos de supuesto conocimiento, hemos llenado la mochila de ideas filtradas por nuestros pensamientos y opiniones al respecto.

Pero... ¿Quién mejor para explicar lo que es ahogarse que aquél al que le ha faltado la respiración?

¿Cómo expresar en palabras lo que se sabe sin más?

Sólo pueden producirse pequeñas aproximaciones, indicaciones, más o menos acertadas, que intenten dar cuerpo y forma a lo que carece de ambos.

Así, siempre se dice a qué se parece la Cosa sin jamás expresar claramente lo que esa Cosa Es.

El respeto a Ello es fundamental, básico, el primer ingrediente de la receta del despertar. Y por eso mismo se habla cuidando que sea cada cual quien lo experimente, sienta, sea o viva sin jamás influir direccionando ese caminar.

Ahora bien, sí puede decirse aquello que fuera de toda duda está y que removerá los cimientos de forma sutil, pero firme y constante, como es el que verdaderamente Nadie despierte, se Ilumina, o Realiza algo.

Porque esta forma y este nombre que todos tenemos y poseemos ha terminado por poseernos a nosotros, usurpando, en un intento destinado al fracaso más estrepitoso, ser rey en lugar del Rey, califa en lugar del Califa, ausencia en lugar de Presencia.

Las complicaciones surgen de las opiniones y éstas del flujo constante de pensamientos que por ser frecuente no significa que sea verdadero.

Todo es tan sencillo que si no pensásemos sobre ello se vería con tal nitidez como jamás se ha vislumbrado siquiera la perla más limpia y translúcida que exista.

Regresar a Sí mismo es recordar, comprender ese recuerdo, darse cuenta que jamás se partió, como jamás viajó quien vio la película cómodamente sentado en su butaca, es simplemente asentir con un cierto "ajá, es esto...".

Todo está dicho ya y sólo queda escucharlo con oídos que no son de este mundo.

Qué la maravilla te sorprenda en el mejor y más inesperado momento.

Qué lo será.

Qué lo Es ya.



MARAVILLA

 


El que no posee el don de maravillarse ni de entusiasmarse más le valdría estar muerto, porque sus ojos están cerrados. 

Albert Einstein


Porque la maravilla no entiende de juicios ni prejuicios, sino de amores y descansos, de amaneceres que a cada instante se producen en nuestro Ser, precedidos de las oscuridades que a cada paso salen a nuestro encuentro.

Somos como los soles más brillantes de este gran Universo donde todo gira y se mueve en perfecto orden con exacta precisión jamás alterada. Las estrellas parecen apagarse y volverse a encender pero solo es la percepción que desde el filtro de la distancia nos hace verlo así.

Oscurece y amanece y cada Aurora nueva es un despertar a la vida, un canto del Alma que sabe más allá de nosotros, de ese "nosotros" cargado de dolores y pesadumbres que sólo busca un poco de amor.

Buscar lo que se Es produce confusión y ésta, a su vez, frustración que abrasa emergiendo como fuego erupcionado por el más ardiente volcán.

No temas por ello puesto que el fuego está para quemar en sus entrañas lo que las tuyas guardan en secreto y devolverte las brasas de la sencillez humilde que todo lo comprende y nada le afecta más allá del instante, como niño que llora por su palita perdida y ríe al segundo por la maravilla de coger la arena con sus propias manos.

Se feliz en la sencillez de tu corazón, donde los enemigos ajenos, que son los propios revestidos del disfraz del otro, no pueden aguantar su calor.

En cada respiración hay un renacer.

En cada latido un nuevo amanecer.

Respira y late en total confianza de que todo, absolutamente todo, siempre está bien, perfecto para ti.

Nada puede ser de otro modo pues entonces lo sería.

SEMILLA

 


Bajo la cascara se encuentra, escondida tras capas de blanda o dura corteza, la Semilla. Protegida de las inclemencias y peligros que le acechan permanece en silencio reposando y permitiendo que el trabajo interior y sagrado se haga por sí solo. No necesita esfuerzo, confianza o intención alguna pues ni siquiera podría plantearse algo así.

¿Piensa el cielo como sostener las estrellas? 

¿Calculan los planetas qué ángulo tomar en sus órbitas eternas?

Todo ocurre sin principio ni final en un Silencio único indiferente al ruido exterior o a la música de las esfery que sólo escuchan quienes carecen de oídos.

La Semilla, antes, ahora y después, en diferentes formas, con igual esencia, siendo todo el potencial contenido en ella, se hundirá en la Tierra, cambiará, se modificará, crecerá según su Constitución natural, pero seguirá siendo siempre la misma semilla.

Tú no coges un coco y comienzas a masticar su dura cáscara sino que, con algún esfuerzo, intentas abrirlo y aprovechar el agua y la carne que en su interior guardaba para ti.

Indiferente a que llegases y lo abrieses, él ya contenía todo en Santa espera para ti, por ti, siguiendo los dictados sin palabra ni sonido que le hacían saber que, al margen de la corteza que le otorga su aspecto exterior, infinitamente variado, su sueño real se guardaba bien adentro.

Si Cielo, planetas y hasta un humilde coco actúan así, sin actuar en absoluto, ¿Crees que tú puedes ser diferente?

Eres pura Semilla recubierta de diferentes cortezas, las cuales acabarán por romperse y abrirse para mostrar su tesoro: la Realidad, la Gracia, la Verdad de lo que jamás puede ser ocultado para siempre por más duro que sea el envoltorio y que, sin prisa alguna, espera pacientemente a ser redescubierta, reconocida, recordada, comprendida.

¿Quieres ver el Fruto?

Húndete en el interior de tu Tierra y visítalo.


¿ALGUIEN?

 

 

Todos queremos ser algo, alguien, en la vida, por nosotros o para aquellos que se encuentran a nuestro cargo y a los que deseamos dejarles un futuro mejor. Ese anhelo es un impulso único, natural, constante, que nos mueve como si de una obligación ineludible se tratase. 

Y a todos también, en algún momento, más tarde o temprano, es igual, ese impulso se vuelve trascendente y nos hace plantearnos la futilidad de la vida hecha de ilusión con fecha de caducidad y, en algunos casos, comenzar a dudar y plantearse que, quizás, hay un algo más que de nos está escapando.

Y comenzamos a buscar con ímpetu renovado, con las ganas que solo la inocencia de un pequeñuelos puede tener.... y lo hacemos durante años o puede que casi toda una vida donde hay momentos en que todo parece cobrar sentido y experiencias enriquecedoras o simplemente impactantes sirven de combustible para seguir buscando y no abandonar: son las migajas que el mismo que cree buscar se da a sí para mantenerse en ella.

El Yo que aparentemente somos tiene siempre miedo a desaparecer en esa aventura porque sabe que nada hay que buscar, nada hay que hacer, ni nadie hay que lo haga.

Es por ello que nos mantiene en una búsqueda constante, tan falsa como la promesa de que cierto día algo nos ocurrirá y despertará de nuestro sueño.

Es gracioso creer que aquello que produce el sueño quiera despertar al durmiente que lo sueña sometido como está a su yugo y mandato eternos.

Pero lo que también sabe es su naturaleza ilusoria y que, en esa búsqueda, habrá momentos en que el Ser que está más allá del buscador tendrá destellos de Si, de su auténtica y verdadera Naturaleza, de lo que realmente Es y, sobre todo, y ante ésto se aterroriza aún más, de lo que NO es.

Es por eso que cuando se siente y experimenta nuestra verdadera naturaleza, hay un regusto que ya jamás se irá, un algo que decantará el buen vino separándolo de los posos que lo contaminan y que si permite que se beba un sólo sorbo más, él, el yo, desaparecerá como hacen las nubes a merced del viento sin posibilidad de resistir su fuerza implacable.

Y, sabiéndolo, intenta siempre distraernos de diversas formas adaptadas a cada cual, aunque con elementos comunes, siendo algunas de ellas el exponer y defender argumentos vanos, el sentirse atacados, el quien se ha creído que es, el soy mejor que tú, y así una lista infinita que, como buen y experimentado manipulador, tiene redactada desde que tuvo consciencia de sí.

Falso: aquello que está sujeto al cambio jamás podrá ser real y, por tanto, desaparecerá sin más cuando la percepción de Ello y su correcta comprensión ocurran, que lo harán.

Ningún esfuerzo se necesita para darse cuenta de Ello, como tampoco hace falta esforzarse en saber que existes, que eres, que "estás" sin más.

Busca ese sentir y cuando aparezca vuelve a él cada vez que puedas sin prisa, sin pausa, como el aire que sostiene este cuerpo en su flujo constante hace cada instante.

La dificultad es solo una creencia y, como tal, lista para ser cuestionada y reflejada en el espejo de la Verdad.