VIDA VACÍA


A veces, cuando conocemos y hablamos con alguien solemos comentar, si la conversación es intrascendente, que tiene una vida vacía, describiendo así una persona sin intereses profundos, amante del chismorreo, ausente de temas que no sean la compra, la televisión, las vidas de otros, de todo menos de ese "algo más en la Vida".


Pero esa definición es incorrecta: la vida de esas personas, mayoría sin duda, ayer, hoy y siempre, no está vacía, sino, más bien llena a reventar de inanidades, de todo aquello que forma parte de la ilusión y que mantiene alejado de la verdadera Realidad a quien así, no ya vive, sino que sobrevive en un mundo caído, lleno de aparentes atractivos todos ellos distracciones de la única tarea que merece realmente la pena.

La vida verdaderamente vacía la vive quién precisamente se ha vaciado de aquellas cosas descritas más arriba a las que le dedicamos nuestra atención, basadas siempre en la defensa o el enaltecimiento de este que hemos convenido en denominar Yo, la personalidad de la que en cierto momento nos revestimos y que se ha encastrado en la piel de forma tal que somos casi incapaces de distinguirla como algo separado de nuestra naturaleza y mucho menos de arrancarla...

Porque desvestirse de ella es vaciarse, desnudarse de todo sobrante, es quitarse de encima el exceso de equipaje, el exceso que nos axfisia y entorpece nuestro amado existir, es decidir atender todo aquello que te hace sentir bien sin despreciar lo que te hace sentir no tan bien o incluso bastante mal a veces, pero centrando la percepción en esa Realidad que irá emergiendo sin duda alguna y que hará que la ilusión en la que sobrevivas te parezca preñada del aburrimiento total, sin las fisuras que caracterizan a lo inerte.

Puedes llamarlo Despertar, Darse Cuenta, contemplar la Gracia, Liberarse, da igual el término escogido, porque siempre está más allá, más acá, de cualquier concepto que intente limitarlo.

Vivir vacío es, paradójicamente, estar lleno del Todo, ser la ola y el Mar, la llama y la hoguera, sin ser nada de ello al mismo tiempo.

Es vivir la calma más allá de las reacciones que como tributo debemos pagar cada día a cuerpo y mente, es sostener la sonrisa eterna, exterior, pero sobre todo interior, sin espacio, es canturrear sin motivo alguno, danzar sin coreografia previa, girar en la órbita de Sí Mismo, sin más.

Lo complejo y difícil trae complejidad y dificultad.

Lo sencillo es fácil de por sí.

Esforzarse ¿En qué?

Todo ocurre fácilmente cuando se ve la película, el proyector, la sala de cine y el espectador.

Si quieres Ser plenamente, elige la Vida vacía.

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