LA QUE VIGILA


Todo lo que nos rodea es un gran espectáculo al que asistimos desde el mismo momento en que comenzamos a percibirlo y a ser conscientes de esta misma percepción.

Cuando de niño asistía a un teatrito de títeres, disfrutaba contemplando el espectáculo, riendo alegremente ante las andanzas de esos muñecos de trapo que colgaban de unos hilos que manejaba el titiritero. Incluso, aún viéndole, la obra era tan real, me metía tanto en su guión que olvidaba que eran meros muñecos manejados desde lo Alto y, en ciertas ocasiones, hasta me pareció ver que los propios títeres creían estar vivamente conscientes de si....

La Gran Ilusión, Maya, nos vigila,, manipula y controla, aprovechando nuestra ignorancia acerca de la verdadera realidad, debilitándonos, abriendo grietas y espacios, huecos por donde sabe muy bien penetrar.

Ella conoce muy bien esta ilusión y la ignorancia que conlleva, puesto que es su creación, su medio de vida, su ser, revestida de su mejor arma, el sentido común, que es el menos común de los sentidos, aunque, realmente, carezca de sentido alguno ya que sus aparentes solidez y realidad no resisten el más mínimo análisis: con sólo indagar sobre sus fundamentos, sobre su lrreal existencia, se derrumbará como cae un edificio dinamitado en sus cimientos.

Ella, también, sabe cuáles son nuestras columnas, los pilares en los que nos sustentamos y se encarga muy bien de recordárnoslo todo el tiempo, sin prisa, pero sin pausa, pues precisamente ese, el tiempo, es su aliado y su creación.

Nos ha convencido de tal modo que ha conseguido el logro enorme de dirigir nuestra percepción afuera para que olvidemos que también tenemos y somos, un "adentro", confundiéndonos sin piedad para creer que nada más importa, que ahí, en ese exterior que llamamos mundo, está todo y que nosotros somos el elemento fundamental en torno al cual todo gira, el Norte, el Sol que ilumina, los Reyes de la Creación...

¿Reyes?

¿De qué creación...?

Como títeres colgados de hilos que maneja otro, sonreímos al compás de esos hilos que no vemos caminando sobre un escenario bien dispuesto pero inexistente ya que, en cuanto dormimos, descansamos de la tensión de cada hilo que sostiene el personaje, ese teatro se desmonta y desaparece como si jamás hubiese existido...

Para qué seguir siendo títeres cuando intuimos y ciertamente sabemos que somos "algo más", diferente, el Oro más allá de la forma de joya que adoptó, la arcilla independientemente del tipo de vasija que formó, el Océano y no la ola que danza ajena a él.

Puedes seguir siendo joya, vasija, ola pero eso no quitará ni un ápice de Verdad, de Ser, al Oro, la Arcilla, el Mar, de donde todo surge, donde todo Es.

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